Roberto Olabe el ancla del Deportivo, Isi Gómez el timón

TORRE DE MARATHÓN

Isi Gómez conduce el balón durante el duelo con el Córdoba
Isi Gómez conduce el balón durante el duelo con el Córdoba César Quian

La propuesta de Óscar Cano se asienta sobre un trivote elástico en la medular, donde brilla Rubén Díez y Diego Villares peleará por una plaza tras recuperarse

06 dic 2022 . Actualizado a las 15:20 h.

El Deportivo no desdeña la transición rápida, especialmente a través de su banda derecha, pero el relevo en el banquillo ha acentuado el interés por gobernar los encuentros acumulando posesión. Lo hace factible un trivote para el que el míster cuenta con varias piezas, aunque tras someter al líder sin obtener más que un punto se confesó preocupado por la carga de minutos de los centrocampistas de cara al choque en Badajoz. «Vamos a ver las molestias de Olabe, que ha pedido el cambio; vamos a ver si la acumulación de entrenamientos de Villares hace que esté ya para 70 u 80 minutos; vamos a ver Rubén, que lleva mucho jugado...», comentó en sala de prensa. Estas pistas sobre el futuro inmediato confirman que siguiendo las declaraciones de Óscar Cano es posible recrear la evolución de la medular blanquiazul, eje de la propuesta del técnico andaluz.

Allí empezó haciendo de enlace Álex Bergantiños, clave en el triunfo ante el Linares, estreno triunfal del nuevo entrenador. «Con él buscamos más seguridad en defensa y una mejor gestión del balón. Había mucha distancia entre los centrales y los pases eran muy previsibles», desgranó tras la cita. Rigor táctico y solidez en beneficio del capitán, que desapareció del once tras cumplir con su papel. Cedió la plaza a quien podría ser, por varios motivos, su relevo natural. Diego Villares, clave en todo lo bueno que ocurrió durante el arranque del campeonato, fue la ausencia más llamativa del debut. Cano lo enmendó a partir de ahí.

«Lo considero tan buen futbolista que no lo encasillo. Cuando uno percibe que tiene jugadores que no son unívocos en su conducta porque son buenos, trata de que hagan muchas más cosas. Puede ejercer un rol de llegador, uno de ida y vuelta... Me ha sorprendido también en lo posicional, se relaciona muy bien con los demás», analizó en cuanto comprobó las prestaciones del vilalbés como titular. Encantado con la versatilidad del canterano lo empleó hasta desgastarlo en un choque de Copa del Rey.

Roto muscularmente en Guijuelo, Villares también abandonó el trío de centrocampistas, aunque sus virtudes le permiten desplazar al menos a dos de los compañeros que ahora pueblan la medular. Quizá el eslabón más débil a estas alturas sea Isi Gómez. «Un centrocampista diferente, creativo, que siendo tan canijo se las ingenia para recuperar balones», apuntó hace semanas el entrenador, que ya lo dirigió precisamente en el Nuevo Vivero. «No tendrá la presencia y la exuberancia de Olabe, es otro perfil de jugador, pero trabaja mucho», redondeó, llevando el repaso al integrante del plantel que, junto a Max Svensson y Alberto Quiles, más ha crecido tras el relevo en el banquillo.

A Isi le ha tocado reflotar la banda izquierda, poco empleada en fase ofensiva, y contribuir en la creación. Ofrecer un desahogo con la pelota, todavía a expensas de un paso al frente que lo aproxime al campo rival. A Roberto Olabe le ha correspondido el ancla, compensando cualquier desequilibrio del dibujo, cubriendo las ausencias de quienes se suman al ataque e iniciando la actividad desde atrás. Se destapó frente a la Cultural —«Ha sido el mejor del partido», proclamó el míster— y brinda «buen pie y físico para abortar contragolpes». Frenó al Córdoba lejos del área propia antes de que las molestias le obligaran a parar.

En su lugar encajan Villares (que funciona mejor de interior) o Bergantiños. Más difícil es encontrar quien haga de Rubén Díez, el Juergen Elitim, en cuanto a incidencia en los encuentros, del curso actual. «Es ese futbolista capaz de hacer jugar bien a los demás; este tipo de jugadores bajo mi punto de vista son utilizados por delante de los centrocampistas, lo importante es encontrarlos», sostiene Cano, que le da al maño una libertad casi total. Las pequeñas tareas que le encomienda —frente al Córdoba, sumarse a Svensson en la presión alta— definen muchas veces la adaptación del planteamiento al rival. En la lista de imprescindibles figura Rubén, porque «los buenos tienen que estar siempre en el campo». Aunque en esa zona del terreno de juego hay mucho donde elegir.