El Deportivo tiene una situación que no se puede obviar: el desgaste que arrastra de la temporada pasada. Estaba claro que ante cualquier situación de inicio de Liga en el que no comenzara muy bien, iba a aparecer ese recuerdo. Y es lo que está sucediendo. Hay gente descontenta y viene un poco de ahí. Primero, porque su equipo no acaba de arrancar, y fruto de ello es la derrota del San Fernando; pero a eso hay que unirle el saco de lo sucedido la temporada pasada, que hace que el equipo esté temeroso en todo momento. La exigencia del Deportivo es muy superior a la del resto y se le está volviendo un lastre muy grande. El desgaste y la exigencia hace que se multipliquen las consecuencias del partido y la derrota ante el San Fernando.
Precisamente en este último encuentro, el Deportivo chocó contra el oficio del equipo andaluz, y también contra su propia falta de claridad. No salió mal al partido. Incluso, repitiendo la misma distribución que el miércoles ante el Talavera, aunque con cambios de jugadores en algunos puestos por diferentes necesidades. La diferencia es que enfrente no estaba el Talavera y sí otro con más oficio, que se aprovechó de un error que tuvo el Dépor. Perales lo hace bien, pero esa contra le coge descolocado y le pone el partido cuesta arriba muy pronto. Desde ese 0-1 se pudo ver a un Dépor que quiso hacer muchas cosas, pero fue un querer y no poder. Entre las paradas de Perales, que para mí fue el mejor del partido, y las trabas que puso el San Fernando para hacer un partido con interrupciones, contundencia en las disputas y mucha pérdida de tiempo, no ayudó a generar un ritmo de juego que facilitara el desborde. El Deportivo acabó desesperado, sin ser capaz de sacar ventaja a esa superioridad numérica que tuvo durante más de media hora.
En la segunda parte puso más corazón que orden. Quiso llegar más veces pronto que de la mejor manera. Y en ese desarrollo vimos varios cambios de sistema y también de futbolistas, pero faltó claridad para sacarle el rendimiento a las llegadas que tuvo. Estuvo precipitado y no supo sacar partido de las dos o tres oportunidades claras que sí tuvo, y en donde Perales estuvo bien.