Riazor presume de estrella: Mario Soriano

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El 10 blanquiazul, autor de los dos goles ante el Linense, está llamado a llevar al Dépor al ascenso

03 sep 2022 . Actualizado a las 22:05 h.

«Si hubiera nacido en Monte Alto, no habría hecho más por venir al Deportivo». Así de rotundo fue Carlos Rosende a la hora de hablar de la nueva estrella del deportivismo. El mediapunta madrileño enmendó un titubeante debut ante la Balompédica Linense con dos golazos que hacen ver al deportivismo que tienen algo a lo que agarrarse para creer en el ascenso.

Lo de Mario ha sido además un amor a fuego lento. De esos que cuestan a la hora de prender la llama, pero que acaban siendo para toda la vida, De hecho, comenzó incluso con desprecio, por aquello de que un cedido del Atlético se llevara los minutos que la afición reclama para sus canteranos. Soriano tampoco empezó al nivel actual, fue ganándose cada minuto y acabó siendo titular. Marcó tres tantos en la liga regular (dos de ellos en las jornadas finales ante el Inter y el Tudelano) y se exhibió en el play off. Marcó un golazo al Linares y repitió ante el Albacete.

El madrileño finalizaba vínculo y debía regresar al Atlético, pero persistió para volver. Y en propiedad. Hasta al deportivismo le llamó la atención. Volvió al barro y con su gesto se ganó el 10. No es casual su ovación de ayer, tras marcar los dos goles de la victoria coruñesa.

Los puntos oscuros

Pero no todo fue color de rosas en el estreno en Riazor. Al Deportivo le faltó muy poco para quedarse sin victoria en el debut. Sigue cometiendo los mismos errores defensivos del pasado y no será por falta de avisos.

En la primera jornada, el Córdoba abrió el marcador en un córner; el Alcorcón se adelantó en Pasarón en una falta lateral; y el Fuenlabrada se aprovechó de un saque de banda para derribar la resistencia del Algeciras. En Primera Federación se gana así. Y el Dépor sigue sin entenderlo. Su falta de contundencia en las jugadas a balón a parado le costó el ascenso hace unos meses frente al Albacete y en su bautismo ante la Balona volvió a besar la lona por este tipo de acciones. El balón parado y los centros laterales. Lo de siempre. Encajó el 0-1 en un córner y los andaluces casi empatan en la prolongación en una falta lateral.

Borja Jiménez no sorprende a nadie. Todos saben cómo su juega Dépor. Cómo se le puede contrarrestar y cómo se le puede hacer daño. Jugar replegados, con dos líneas muy juntas que minimicen las subidas de sus laterales y esperar a un robo o a una acción a balón parado para dar el gran golpe.

El abulense tampoco engaña a nadie con su once. Confirmó que es un entrenador que, si puede, apuesta por el sota, caballo y rey. El abulense la pasada campaña aleccionó al deportivismo con un once de carrerilla, en el que quizás pudiera bailar un nombre. Y en este empieza igual. Empleó en el debut ante la Balona el equipo que ya se barruntaba desde principios de agosto y en el que solo los problemas de lesiones provocaron ligeras modificaciones durante los amistosos celebrados. Los Olabe, Isi, Ibai, Rubén Díez, Zalazar y compañía tienen ahora por delante la tarea de evitar convertirse en los intrascendentes Trigueros, Calavera, De Vicente, Doncel y Álvaro Rey del pasado curso. Mientras la mayoría de rivales juegan al póker, ocultando sus cartas y variando sus jugadas, lo del Dépor es sota, caballo y rey.