Mario Soriano, el 10 en su lugar

TORRE DE MARATHÓN

Mario Soriano, durante el partido que enfrentó al Deportivo y a la Ponferradina en Vilalba
Mario Soriano, durante el partido que enfrentó al Deportivo y a la Ponferradina en Vilalba ALBERTO LOPEZ

El futbolista fichado al Atlético se beneficia del cambio de sistema en el Dépor para potenciar la figura de enganche, en la que rinde mejor y exprime su físico

08 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No hubo siquiera guiño al nuevo; ningún reconocimiento inmediato al valor de cambiar el sol de Tenerife por la bruma de A Mariña, sin período de aclimatación al equipo y a la humedad. La obstinación chicharrera demoró el traslado de Rubén Díez y, para cuando llegó, ya había un futbolista dando sentido a su posición. En esa plaza de enganche que justifica el esfuerzo del club coruñés y el jugador maño para sellar su unión lleva días moviéndose Mario Soriano, portador de un 10 que despeja cualquier duda. El chaval incorporado del Atlético ocupaba la mediapunta en Cantarrana cuando Rubén saltó al césped para enfrentarse también al Castilla. No cedió la plaza hasta que Borja Jiménez lo sustituyó por Jairo y lo envió a la ducha.

Dispuso de 80 minutos para el derbi individual que cualquier exmilitante del filial colchonero habría querido protagonizar. Si el miércoles había desmontado a la Ponferradina, el sábado descosió al Real Madrid B. Dentro de ese primer tiempo que Raúl González vivió fuera del banquillo, corrigiendo constantemente a sus chicos, fue la movilidad del frente de ataque coruñés la que provocó más gritos del técnico rival. Siempre pendiente de la ocupación de los espacios que generaba Alberto Quiles, ariete al fin. Del arrojo de Mella y de los desmarques de Narro. Todo alrededor de Soriano, ubicado en un enclave privilegiado, desde el que explotar las virtudes que tenía y las que ha traído al volver.

Su entrenador ya destacaba de él la lectura de juego, acompañada de dotes técnicas de difícil discusión. El parón le ha permitido además pulir el físico, creciendo en todo lo da de sí su metro sesenta y tres. Ha ganado músculo bajo supervisión familiar. Ejercitándose con su hermano mientras esperaba a cerrar el pase al Dépor ha desarrollado el tren inferior y el superior. Ya es a prueba de tarascadas y mantiene ese cambio de ritmo diferencial, como demostró en la larga conducción entre rivales que Leiva frenó con un clamoroso agarrón.

«Al final esa es su posición, donde más cómodo se encuentra, a la espalda de los mediocentros para poder girar», precisaba Diego Villares al acabar el encuentro de Viveiro, feliz porque su compañero ha encontrado el lugar. El propio centrocampista vilalbés está entre los beneficiados por la reestructuración del dibujo blanquiazul. «Desde que llegué al Fabril en mi segunda etapa siempre jugué con doble pivote y estaba acostumbrado. El año pasado habitualmente jugábamos con tres dentro, pero el cambio no me resulta nada extraño y nos puede dar muchas cosas con ese mediapunta por delante», reflexionaba, contento también porque con esta propuesta es más difícil que lo castiguen al carril. «Cuando vi a Lapeña ahí, por dentro también respiré tranquilo», confesaba aliviado al ver que era otro quien disimulaba las bajas en el lateral.

La desaparición del trivote conviene a Soriano más allá de sus dotes con la pelota en el pie. Le garantiza escoltas que reduzcan la penalización tras pérdida y minimiza el impacto de sus despistes en las marcas, que en el curso 21-22 se pagaron con algún gol. Además, le aproxima al área, a donde el míster (que le tiene fe ciega) le exige llegar con asiduidad. Allí apareció reiteradamente frente al Racing Vilalbés y la Ponfe, en busca de centros que rematar. Alcanzó unos cuantos de los peleados por Gorka Santamaría, quien a cambio sumó un par de tantos al rebañar balones que dejó muertos el 10.

El enganche es clave en la nueva propuesta, como retrataba Villares al repasar aspectos de su actual rol: «Si sale el balón por mi lado, al final siempre hay otro mediocentro dentro y tratas de estirar el equipo para que aparezca Mario entre líneas y dejarle el espacio a él». Con el Dépor aspirando a asentarse en campo contrario, Soriano y Rubén Díez marcarán forzosamente diferencias. Que serán aún mayores si además logran mezclar bien.