—Es que el técnico tiene que saber qué tipo de equipo entrena. El futbolista que está en el filial sabe que está de paso, y así tiene que ser. Es una estación intermedia para otros logros. Es muy bueno que el objetivo sea ambicioso porque la ambición del jugador genera un mayor rendimiento en el trabajo. Sucede en todo el fútbol base y en ese sentido de progresar y quemar etapas lo conseguido en Abegondo es muy bueno. No solo por los éxitos de un año. Están asomando jugadores en distintas hornadas, como los que vienen del cadete y ahora son juveniles de primer año. Eso no sale de la nada. Se trata de un premio al esfuerzo de toda la gente del club.
—Esa hornada ha llamado mucho la atención. De momento han volado Jorge Oreiro y Lucas Taibo y Yago Moreira podría ser el siguiente. ¿Se está pagando caro el éxito?
—Si el Real Madrid, el Barça o el Bayern se lleva a un jugador del Dépor, eso solo habla bien del trabajo que se hace aquí.
—Tener al Dépor en Primera RFEF no facilita retener el talento.
—No lo sé, creo que ese es un hándicap importante, pero de todos los clubes de España se van cada año jugadores de alto nivel a otros con los que no se puede competir. Por otra parte, se ha conseguido retener a futbolistas importantes; retenerlos a todos es imposible ahora que desde todo el mundo se puede llegar a los buenos jugadores. Los grandes tienen más poder económico y hay que tomarlo con normalidad y trabajar sin estar pendientes de eso. Ojalá que la mirada de esos clubes sigan puestas en Abegondo, eso significa que hacemos las cosas bien.
—Se está tratando de combatir las fugas con fichas p, y en algunos casos se ha debido pactar una progresión entre categorías. ¿Eso podría resultar contraproducente?
—No conozco los contratos de los jugadores; no es mi parcela. Lo que tengo claro es que los jugadores se ganan en el campo lo que les sucede y esa premisa garantiza al menos su esfuerzo. A partir de ahí, los pasos en la carrera del futbolista son más producto de dónde cree el personal del club que puede progresar mejor, tanto en beneficio del propio chico como en el del Deportivo. El campo dicta sentencia, siempre.
«A nivel competitivo podemos pagar la juventud, pero es el camino correcto»
El Dépor arrancará la Liga tras seis semanas de pretemporada. La del Fabril llegará a las ocho, como muestra de esa vocación de servicio que distingue a un filial. El que dirige Óscar Gilsanz adapta cada sesión al primer equipo, en cuanto a horarios y personal. La plantilla que maneja Borja Jiménez es aún corta y está tirando de un b en profunda reconstrucción.
—No era sencillo rejuvenecer el grupo de la temporada pasada, pero han llegado varios futbolistas directos de la categoría juvenil.
—Hay mucha cara nueva y muy joven. La mayoría, en primer o segundo año sénior. La apuesta es por jugadores de proyección, más que de rendimiento. El camino marcado por el club es el de anteponer esa proyección de los chicos, más allá de que las valoraciones que se hagan serán desde el prisma competitivo.
—Y desde ese prisma, ¿el objetivo está en otra promoción de ascenso?
—La cabeza está en lo sucedido el año pasado. Poder aportar jugadores al primer equipo, que es lo más importante, y a la par crear un grupo competitivo que acabe mostrando buen nivel.
—Durante el curso anterior no estuvo sobrado de opciones en punta. Ahora cuenta con cuatro. ¿Eso le llevará a un nuevo sistema?
—Las propuestas se adaptan a los recursos que uno maneja. Los menús cambian según los ingredientes y esto es igual. Cuantas más variantes tengamos, mucho mejor. Ahora habrá que ver cómo es la conexión de los nombres, cómo se mezclan.
—Los tres delanteros recién llegados vienen de brillar en su etapa juvenil y alguno pasará muchos minutos en el banquillo. Con lo que cuesta a esa edad asimilar la necesidad de esperar.
—Ninguno querrá ser suplente, claro. Nadie quiere, y muchos jugadores no aceptan un rol secundario y acaban saliendo a la primera dificultad que se encuentran. Pero soy de los que creen firmemente que un equipo no son once y ahí para mí es muy importante tener competencia, es lo único que te hace mejorar. No solo en el fútbol. Se lo intento transmitir a mis hijos: la persona, como el jugador, debe ser capaz de superar adversidades. Y estas pueden tener forma de desatenciones, de incomprensión, de injusticias incluso. Así trato de enfocar cómo se deben enfrentar a la vida y al deporte. No habrá un futbolista importante en quien renuncie ante las primeras dificultades.
—Jesús Ares hizo grandes números en el Celta e Iván García en el Arucas, pero Martín Ochoa ya estaba en casa. ¿Qué va a aportar?
—En Martín, el club tiene un delantero con gran proyección. Sus condiciones son muy buenas y luego dependerá de él y de su trabajo. Eso lo pienso de todos. Ya lo dije hace un año con Noel: los futbolistas evolucionan distinto cuando llegan a las puertas del máximo rendimiento y unos se adaptan mejor y otros peor.
—Menciona a Noel. ¿Le sorprendió su salida?
—A mí me habría gustado que se quedara aquí, lógicamente, como valor que tenía el club, pero esto es el fútbol profesional. Hay que ser empático y ponerse en la piel de los demás. Le deseo toda la suerte del mundo. Y repito: para la cantera del Dépor es bueno que el Real Madrid o el Bayern se fijen en nuestros jugadores, eso indica que el trabajo que hacemos es bueno.
—El Fabril empieza esta semana sus amistosos, pero el sábado pasado ya estuvo muy representado en el partido de Vilalba. Borja juntó nueve canteranos, algún recién llegado y alguno más fuera de su posición. ¿Qué le pareció ese primer tiempo?
—No se pueden sacar muchas conclusiones de estos primeros partidos; especialmente, a nivel colectivo. Nuestro trabajo es el de ir construyendo. Las revistas de diseño no te enseñan la casa cuando empezaron a construirla, ves cómo quedó al final. Es muy pronto para valoraciones, y menos de un partido con jugadores que acababan de llegar, que habían tenido una carga importante en los entrenamientos… No se pueden sacar conclusiones.
—Al menos se pudo ver al nuevo. ¿Qué espera de Tim Caroutas?
—Es un jugador con una presencia física importantísima y ahora habrá que ver cómo somos capaces de aprovecharlo. En Vilalba acababa de llegar y no se pueden hacer valoraciones, pero sí puedo hacerla de su buena actitud hacia el entrenamiento.
—¿Con más de un mes de margen, todavía, qué le falta al plantel?
—Ahora mismo necesitamos cubrir la salida de Iván Guerrero con un lateral derecho. No mucho más.
—¿Va a echar de menos algún futbolista con mayor experiencia en la competición?
—Tenemos claro que a nivel competitivo sería mejor fichar a jugadores de 23 que de 18, pero ahora estamos en un plan de proyección. Lo que viene es gente muy joven. Seguramente nos cueste puntos y rachas de resultados que no serán los que queramos; a cambio de eso, los jugadores se desarrollarán de forma más completa en una competición súper exigente. Muchas veces el desconocimiento de la Tercera RFEF hace que pensemos que quienes salen de juveniles se van a salir en esta categoría, pero la gente tendría que conocerla para saber las complicaciones que entraña para los chicos. Compiten con futbolistas que hace ocho o diez años tenían también carreras prometedoras y que pasado ese tiempo están aquí. Nosotros tenemos que pelear con la situación, somos conscientes y estamos convencidos de que debe ser así, porque el beneficio del club está por encima de un rendimiento puntual. Lo podremos pagar a nivel competitivo, pero es el camino correcto.