Pulso firme para decidir y una estructura sólida para salir del pozo

TORRE DE MARATHÓN

RCD

14 jun 2022 . Actualizado a las 11:10 h.

No hay precedente de semejante descalabro. El Deportivo había jugado muy pocas veces en la tercera división del fútbol español. Y nunca había perdido la oportunidad de resucitar al primer intento, ni en 1975 ni en 1981. Aquellos fueron ascensos obligados, y así se tomaron, en el campo, con el equipo subiendo con una superioridad incontestable, y en la grada, dando normalidad a una resurrección que supuso más un alivio que una fiesta.

No fue así esta vez, en una campaña de sufrimientos y errores. El Deportivo entregó hace un año su banquillo a Borja Jiménez por un motivo. Dos veces había ascendido a Segunda. Y de eso se trataba. La temporada ha convertido la decisión, pasado el tiempo, en un fallo doloroso. Que existan dudas alrededor de la magnitud del fracaso del Deportivo y la forma de abordarlo, con decisiones firmes, es un síntoma descorazonador para una afición entregada a la que costará reenganchar si no se plantea ya un proyecto nuevo y sólido. Repetir el error, conocido el rendimiento errático del equipo de Borja Jiménez en la tercera división, sería una forma de dar por bueno el fiasco. En una interminable pérdida de exigencia que no se merece una afición ya tantas veces desilusionada.

Porque el Deportivo ya fracasó en marzo, cuando perdió la oportunidad de lograr el ascenso directo, su indiscutible obligación en la categoría más baja que ha pisado jamás. Desde entonces, al no destituir ya en aquel momento a Borja Jiménez, debía haber una estructura solvente de la que saliese la alternativa sobre la mesa para el banquillo. Con los nombres adecuados, por si se consumaba el inesperado fiasco del play off, para rescatar a un equipo mucho más grande de lo que dice su categoría. Lo ha vuelto a demostrar su afición, las decenas de miles de personas en el campo, en las calles y en distintos puntos de Galicia que sufrieron el sábado un varapalo inexplicable.

Borja Jiménez no entendió el valor que entraña entrenar al Deportivo y creó conflictos que fueron salpicando a varios departamentos del club —servicios médicos, comunicación, secretaría técnica, plantilla, categorías inferiores...—. Si no es el idóneo para un proyecto nuevo, no puede seguir por falta de decisión y miedo a equivocarse con el sustituto.