Si Borja Jiménez no logró el ascenso con todo a su favor...

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso EL TERCER TIEMPO

TORRE DE MARATHÓN

Cabalar | EFE

12 jun 2022 . Actualizado a las 21:55 h.

En mayo del 2017, el Deportivo terminó la temporada en Primera en la decimosexta plaza, después de haber conseguido la permanencia en la penúltima jornada. Pepe Mel, fichado en febrero para reconducir el equipo al que Gaizka Garitano no terminaba de imprimir cuajo competitivo, cumplió su objetivo. Entonces, el consejo de administración de Tino Fernández ya había perdido su confianza en el entrenador madrileño. Pero decidió mantenerlo. Se antepuso el deseo de una mínima estabilidad en un banquillo que empezaba a convertirse en una especie de silla eléctrica, al convencimiento de que Mel fuese la persona adecuada para comenzar el siguiente proyecto.

Duró nueve jornadas del curso 2017-18, después de haber superado un primer match ball en contra incluso antes, en la séptima jornada contra el Getafe. El club destituyó entonces al entrenador en el que ya no creía desde cuatro meses antes y entregó la plantilla a un nuevo preparador, Cristóbal Parralo, que no había participado en la confección de la plantilla ni trabajado en la pretemporada. Todavía hubo otro cambio más en el banquillo con la estrambótica contratación de Clarence Seedorf. El asunto terminó en un descenso en la primavera del 2018 del que el club no se ha recuperado todavía.

Borja Jiménez ha perdido su crédito dentro del club. Y, en esa situación, solo cabe el relevo para que el nuevo entrenador participe en la confección de la plantilla y trabaje con tiempo en la pretemporada. E ilusione a la afición, desencantada con las fallidas decisiones en el trascendental partido ante el Albacete. Al desgaste que ha sufrido dentro de la entidad Borja Jiménez se le une ahora la demostración de que ni con todo a favor —el play off lo jugó en Riazor y solo le eliminaba una derrota— cumplió objetivos. En un club inspirado por la lógica de empresa, parece lógico su relevo. La pérdida de confianza en el entrenador viene de atrás. Su destitución ya estuvo sobre la mesa en marzo, pero entonces se apostó por la estabilidad de mantener al técnico que había diseñado la plantilla, aún dando ya por perdido el objetivo del ascenso directo.

El desastre del Albacete ya se había ido viendo venir durante los últimos meses. El momento del relevo es ahora.