Borja Jiménez: «Solo es un fracaso no ascender»

TORRE DE MARATHÓN

El técnico del Deportivo está convencido del ascenso directo y ni se plantea una destitución si vuelven las derrotas

22 mar 2022 . Actualizado a las 10:26 h.

Lleva diez meses en A Coruña y tiene diez partidos por delante para salvar una distancia de seis puntos más el golaveraje con el Racing de Santander. El entrenador del Deportivo, Borja Jiménez (Ávila, 1985), concedió su primera entrevista en La Voz de Galicia. Se declara convencido de que alcanzará al equipo cántabro, repasa el papel de algunos de los jugadores clave de la plantilla y ofrece su visión del fútbol y su vida en la ciudad. «Antes de empezar, como es mi primera aparición en un medio, quería aclarar que es el momento oportuno que ha querido el club y el medio oportuno que ha querido el club», arrancó diciendo el preparador blanquiazul. Quiso precisar, además, algunos detalles de informaciones dadas por La Voz sobre su carrera. Aclaró que se marchó del Mirandés cuando no tenía contrato y negó que su balance en el Asteras griego fuese malo: «El equipo estaba décimo clasificado y estábamos en octavos de la Copa griega. Son cosas que a nivel personal duelen». Matizó las ausencias de Quiles en el once —«no pudo participar el día del Real Unión porque salió de covid unas horas antes»— y defendió su amplia rotación de futbolistas —«han participado 19 jugadores titulares en 7 partidos»—. «Vosotros sois los primeros interesados en que al club le vaya bien, y el Dépor, si está en Segunda, mejor que en Segunda B, y si está en Primera, mejor que en Segunda. Entonces sí creo que quería aclarar... Ha habido más cosas que he leído y seguro que irán saliendo los temas e iremos aclarando...», añadió Jiménez antes de encarar la primera cuestión.

—Con normalidad ha precisado lo que cree que no es adecuado de sus 10 meses en el Deportivo. Desde la fundación del Deportivo en 1906, La Voz cuenta su actualidad, y lo va a seguir haciendo, celebrando sus éxitos y también contando la verdad de lo bien y de lo mal que lo hace. En un momento tan delicado como este, quizá el peor de su historia. ¿Cómo le trata la ciudad?

—Bien, muy bien, estoy encantado por cómo es la ciudad, lo cercana que es, lo accesible que resulta cualquier zona; quizá por la ubicación de mi casa. El trato con la gente en el día a día cuando las cosas iban bien era muy bueno y ahora que no van tan bien te diría que es mejor. La gente nos está mostrando muchísimo cariño en mi día a día, sabiendo que entiendo que puedan llegar las críticas porque los resultados no han sido tan buenos como al principio, lo normal en el fútbol.

—Juega el Deportivo en Primera RFEF, nunca jugó en una categoría más baja. De chaval, ¿cuál es el primer recuerdo que tiene del equipo?

—Lo hablaba el otro día con un aficionado que se nos acercó. Los primeros recuerdos que tengo son las famosas ligas de... Se juntan las que pierde el Madrid y gana el Barça de Johan Cruyff, recuerdo perfectamente la del penalti de Djukic; son los primeros recuerdos que tengo de fútbol en el pueblo con mi abuelo. Sí que también tengo la imagen del codazo de Tassotti a Luis Enrique en el Mundial.

—¿Y ahora se ha ido bajando demasiado la exigencia? Hace unas semanas decía que la gente hace unos meses firmaría estar así, de segundos

—No, la exigencia por nuestra parte es la misma. Intentar ser campeones, ganar...

—¿Da por bueno ese segundo puesto que dice que se firmaría hace unos meses?

—No, no. No lo doy por bueno porque me considero un ganador y quiero ganar. Creo que el día que lo digo es después de Matapiñonera, que no sé si éramos líderes o empatados a puntos, no estoy muy seguro. Pero, sobre todo, a lo que me refería, que puede ser que me equivocara en cómo lo dije, era a cómo había sido el último año del club. El no poder ascender el año pasado y la situación que ahora teníamos de ese ascenso que está bastante más cercano que el año pasado. Pero entiendo que pudiese haber gente que interpretase mal mis palabras o que yo no me expresara bien y que le molestara. Aprovecho para disculparme públicamente por si a alguien le sentó mal. Ni era mi intención ni lo ha sido nunca. Vamos a intentar ser campeones hasta el último momento que tengamos opciones reales, y sigo convencido de que lo vamos a hacer.

—Tras un alivio contra la Cultural Leonesa, pero con un triunfo sin demasiada brillantez, ¿cómo convence a la afición de que el Dépor va a remontar seis puntos más el golaveraje y acabar campeón?

—Lo estamos viendo en muchos deportes. Cuesta volver a ganar, no al Deportivo, a cualquier deportista. Ahora parece que Márquez no sabe conducir en moto, parece que el Madrid de baloncesto no va a volver a ganar.

—Las comparaciones son odiosas, frente a un equipo que está tan arriba como el Madrid de baloncesto.

—Ya, pero al final es deporte, y, cuando no ganas o cuando uno pierde, se debilita tu mente y es más difícil volverlo a hacer. Por eso es un proceso que nos ha costado más de lo que pensábamos y si nosotros tenemos la capacidad de aguantar esta racha tan positiva del Racing, que no se distancie nada más y recortemos algún punto, podemos ser campeones.

—¿Cree que el Deportivo tiene un problema más mental que de fútbol?

—Puede ser. Creo que van unidos. No puedes separar la mente de las piernas porque el ser humano es uno. Puede que el estado mental que se produce por las derrotas haya influido en el rendimiento del equipo. Porque la confianza no es la misma. Es imposible separar el aspecto mental del futbolístico porque os puedo poner mil ejemplos de cómo cambia un partido tras un gol, pues imagínate después de varias derrotas acumuladas que no había tenido el equipo. Ha habido un momento en semana y media en que hemos perdido más partidos que en veintitantas jornadas anteriores. Es normal que al equipo le afecte.

—¿Ve al equipo preparado para poder jugar un «play off»?

—Sí, ¿por qué no? He puesto muchos ejemplos y puedo poner más. Supongo que no a todo el mundo le afecta igual cuando gana que cuando pierde. Ni en su trabajo cuando se equivoca o cuando acierta. Pues esto es igual. Hay que reconducir a base de victorias que vuelvan a tener esa confianza. Pero de aquí al play off queda muchísimo y nuestro objetivo...

—¿Hasta el «play off»?

—Pero nuestro objetivo no es jugar «play off».

—Ese play off entraña ganar dos eliminatorias para poder ascender, una complicación. Hace unos días le preguntaban por la fase de ascenso en Riazor y decía que ni lo contemplaba. ¿No ser campeón es un fracaso?

—No ascender es un fracaso.

—¿No lo es no ser campeón?

—No lo sé.

—Yo le pregunto.

—No lo sé. Si ascendemos, no es un fracaso.

—Tiene dos años de contrato, incluso sin ese ascenso.

—Sí, cuando el año pasado entrenaba en Segunda A y decido bajar a Primera RFEF es porque quería un proyecto a largo plazo y como he dicho estoy encantado en la ciudad, con el club, y con la dirección general, los directores deportivos, la afición... Me siento querido, sabiendo que este es un deporte en el que, cuando no ganas, te dicen más cosas malas que buenas.

—El Deportivo empezó la temporada como un tiro, luego tuvo un pequeño bache, más tarde volvió a ir muy bien y en las últimas semanas dio la sensación de que el equipo se cayó con una racha tan negativa que le hizo perder el liderato que tan brillantemente había consolidado. ¿Cuál es su diagnóstico?

—Creo que no jugar el partido contra el Racing cuando se debía nos trastocó un poco los planes a todos. La semana siguiente jugamos contra el Irún, un partido que merecimos ganar con contundencia, pero no lo hicimos. Visitamos al Logroñés y nos pasó un poco lo mismo después de una muy buena primera parte, y vuelves a perder. Y lo que nos remató fue el miércoles siguiente, al perder tres partidos en diez días. Nos hizo mucho daño. Estamos trabajando en recuperar las sensaciones de los futbolistas, porque mostraron durante 21 jornadas un nivel muy alto que ahora no lo estamos demostrando. Estamos trabajando en su mente porque creemos que poder liberarles o que se sientan mejores futbolistas les va a permitir hacer las cosas que hacían antes. Además, hemos movido alineaciones, hemos movido sistemas, hemos hecho mil cambios, o todos los que creímos que el equipo necesitaba en cada momento para desatascarse; con jugadores que no habían participado y pudiesen aportar la frescura de no tener el lastre de acumular derrotas o minutos. Le hemos dado vueltas a todo para que el equipo mejore. Creo que después de la victoria, que era el objetivo aunque posiblemente haya sido uno de los peores partidos en Riazor... A partir de ahí quedan 10 semanas, diez finales y hay que intentar ganarlas para ser campeón.

—Hasta esta racha de 5 puntos sobre 21 posibles, su discurso era de calma, porque la derrota forma parte del juego. El domingo posterior a la derrota en Badajoz echa una buena bronca en el vestuario, como lo dijeron los jugadores. ¿Qué pasó?

—Creíamos que tenía que haber un antes y un después de la imagen que habíamos ofrecido en Badajoz porque era algo que no se había dado hasta entonces. Cuando uno ve algo que no le gusta tiene que hacérselo ver a los jugadores.

—¿Y se arrepiente del tono, de las palabras o de algo o cree que dio sus frutos?

—Sí, creo que ha dado sus frutos.

—¿Hay buen ambiente en el vestuario?

—Sí, yo percibo esa sensación. Por lo menos en el día a día que los vemos. Luego, al final, tenemos que entender que son jugadores de edades muy diferentes, alguno podría ser incluso el padre de algún otro que está jugando, así que es entendible que fuera de lo que es el vestuario cada uno haga su vida. Luego es normal que los que más participen estén más contentos, que los que menos estén menos contentos. Como en cada vestuario. Se ha hablado muy bien de ese vestuario, y los propios jugadores lo reconocen.

—Después de perder contra el Badajoz la plantilla no ha vuelto a tener días libres.

—No.

—¿Por qué?

—No sé, lo hemos hecho más semanas.

—Usted es el entrenador.

—Es cuestión de cargas físicas. Como hicimos más veces durante el año. El domingo decidimos entrenar por cómo se había dado el partido y porque era semana corta y jugábamos el sábado. Esta semana entrenamos el domingo y el lunes, que no es lo habitual, y descansamos mañana [por hoy], que a nivel fisiológico no tiene ningún sentido. Y veníamos de ganar.

—¿Pidió un delantero en el mercado de invierno?

—Se valoraron diferentes situaciones en el mercado de fichajes. Precisamente creo que en cuanto al delantero el mercado no nos llevó a valorar ninguna opción, porque no las había y confiábamos mucho en Miku, en Quiles, en Noel. Teníamos la prioridad de tener algún jugador por fuera y, si hubiera salido, algún jugador por dentro, que lo hemos dicho siempre.

—No contempla utilizar más a Quiles como nueve.

—Sí, el día del Sanse y en Zamora lo utilicé de nueve, y el día del Racing en la ida. Ahora con la baja de Miku es muy probable que tenga que jugar ahí. Sabiendo que su mejor rendimiento lo ha dado lejos de jugar de nueve.

—Ante la Cultural ya sabía que Noel no podía jugar en Vigo, ¿por qué no sentó antes a Miku y dio minutos a Noel, aunque ahora a posteriori, visto lo que pasó, sea fácil decirlo?

—No sabíamos que se iba a lesionar. Interpretábamos que Miku en el juego directo nos daba más que Noel. El equipo no estaba teniendo claridad para sacarla y poder correr el espacio, que es lo que nos podría haber dado Noel. También porque creíamos que a balón parado a nivel defensivo Miku nos aporta más que Noel.

—¿Por qué ha sufrido el Deportivo rachas tan marcadas?

—La primera racha sin victorias se juntó en la salida al campo de Unionistas, que se ha demostrado que era un campo fastidiado. Aunque ahora han bajado su nivel. Se ha demostrado que era uno de los campos complicados. En casa nos empató el Logroñés en el último minuto pudiendo haber sentenciado el partido antes. Y perdimos en Irún sin merecerlo, algo en lo que estaremos todos de acuerdo. ¿Por qué no ganamos? En Salamanca no supimos adaptarnos a lo que demandaba el partido, aquí nos faltó algo de pegada y en Irún nos merecimos ganar. Sí es verdad que se junta esa racha. Luego el equipo enlaza trece partidos [sin perder]. Y creo que las tres derrotas, a raíz de no jugar con el Racing, nos han hecho daño. El partido de Irún... Luego enganchamos la victoria de Calahorra y empatamos en casa del que era el mejor local, el Sanse. Volvimos a enganchar dos partidos buenos, no fuimos capaces de ganar al Ferrol y sí que vino el partido de Badajoz, un momento para reflexionar y para decir: oye, estamos haciendo cosas que no nos van a ayudar a ganar. Los jugadores fueron muy críticos consigo mismos, entre ellos, y se dieron cuenta de que habían hecho algo que no habían hecho durante el año y no les iba a ayudar a conseguir el objetivo. ¿Por qué se han juntado estos siete u ocho partidos? No quiero equivocarme con los datos. Pues hay dos victorias, igual tres derrotas y una victoria, y luego o tras tres derrotas y una victoria, o sea que son rachas parecidas a la primera. ¿Por qué se producen? Por un cúmulo de circunstancias. Creo que de esos partidos no hemos merecido perder todos. Diría que justamente hemos perdido el partido de Badajoz. Ahí no podemos hacer nada más que pedir disculpas a la afición, pero en el resto de partidos merecimos más puntos.

—También hubo victorias en el tiempo añadido. Unas por otras.

—No, porque también hemos perdido puntos en el añadido. Con el Logroñés y otros equipos. No voy a eso, voy a méritos dentro de un partido, a situaciones arbitrales, y un cúmulo de circunstancias que nos han hecho tener menos puntos de los que nos merecemos. En eso sí que soy muy rotundo.

—¿Se precipitó dándole minutos tan pronto a Álvaro Rey?

—No. Debuta el día del Racing y llevaba casi un mes con nosotros, o cuatro semanas. Más tiempo de adaptación no podía haber tenido.

—En el bache reciente se echó de menos a Álex Bergantiños. ¿Por qué dejó de jugar?

—No jugó contra ninguno de los dos Racing, si no me equivoco. Pero creo que en el resto ha estado. No es un jugador que haya dejado de participar, el capi. Para nosotros es muy importante y no estuvo esos dos días, creo. No me acuerdo de todas las alineaciones, no ha dejado de jugar ni nada por el estilo.

—¿Lo echó mucho de menos el equipo?

—No lo sé. Álex nos aporta cosas diferentes a las de otros jugadores, pero no creo que perdiéramos porque Álex no jugara.

—Hace unas semanas hacía una reflexión sobre la cantera. Poniendo en contexto que en una categoría como esta es más sencillo dar visibilidad a los chavales, pero que no hay que engañarse, pues a medida que un equipo sube categorías resulta más complicado. Teniendo en cuenta eso, que el Deportivo compite ahora en Primera RFEF, y al margen de la confianza que ha mostrado en Trilli, con una generación tan buena de chavales, ¿no le pesa no haber dado más protagonismo a los canteranos?

—No. Están jugando los que se lo merecen. Vosotros tendréis más datos, pero no sé si en los últimos ocho o diez años habrá tantos jugadores con tanta participación en el equipo.

—Lo que pasa es que en esos ocho o diez años, efectivamente, el Deportivo no estaba en Primera RFEF. Era la reflexión que hacía usted.

—Por eso ahora están jugando, porque con 17 o 18 años tienen el nivel de esta categoría. Entiendo que Brea ha participado, Villares es canterano y hay jugadores en el primer equipo con un minutaje importante que pertenecen a la cantera y ojalá hubiera más. Soy el primero al que le encantaría. Entiendo que todos los que lo están haciendo con nosotros es porque se lo merecen y además lo han demostrado. ¿El resto? Son muy jóvenes y el tiempo nos dirá cuántos pueden jugar con nosotros, cuántos más arriba o cuántos no llegan. Pasa en cualquier club. Si el Dépor cada año saca a dos o tres jugadores para el fútbol profesional, habla muy bien de su cantera.

—Trilli ha tenido problemas físicos y ha jugado infiltrado. ¿No es un poco peligroso hacerlo con un chico tan joven? ¿Vale la pena correr esos riesgos?

—Depende de lo que entiendas por infiltrar. Lo que se le está haciendo no es tratarse sobre una zona. A lo mejor en lugar de tomarte un Voltaren por boca, te lo pinchan, se le puede llamar infiltración. Es algo más de los servicios médicos. No creo que ni ellos ni Trilli vayan a poner en peligro el futuro de un jugador tan joven. No creo que haya ningún riesgo. No soy médico. Pero intuyo que cuando ha jugado es porque la molestia no es tan grande, o como pasó en Badajoz, donde no necesitó medicación. En función de la semana puede participar o no. Pero los entrenadores no nos metemos. Dentro de los jugadores que tenemos disponibles intentamos poner a los mejores. Y estoy convencido de que Trilli ha hecho muchísimo por jugar estos partidos porque conocía la lesión de Víctor. En otras circunstancias pues a lo mejor habría descansado más tiempo. Ahí tenemos que valorar la actitud que ha tenido de ayudar al equipo con dolor, que es la realidad.

—Otro canterano. Con Yeremay, en ocasiones ha deslizado frases como «él ya sabe lo que tiene que hacer», «cuando haga lo que debe, contará más». El destinatario último de esas comparecencias suyas es la afición, y esta se pregunta, ¿a qué se refiere?

—Lo estamos viendo. Ahora tiene menos participación en el filial.

—¿Qué ha pasado?

—En estos procesos de jugadores jóvenes hay muchas veces que se paran. Ser muy bueno siendo juvenil no significa que vayas a jugar en el fútbol profesional. Y uno que es muy malo como juvenil de repente lo ves con participación en el fútbol profesional. Por eso hay que tener paciencia con los chicos jóvenes, partiendo de la base de que Yeremay es un jugador con un talento descomunal. Pero muchas veces con talento solo no llega.

—Incluso el club le ha puesto una persona próxima para que le acompañe y le guíe.

—Se ha querido tener desde principios de año para tener especial atención con un jugador que interpretamos que puede ser bueno para el club y se han tomado todas las medidas para que pueda ser futbolista profesional.

—Noel ha estado durante la temporada en un proceso casi continuo de negociaciones. ¿Hasta qué punto a usted le resulta incómodo o le ha condicionado?

—A mí no me ha condicionado. Eso es algo que tendrá que aclarar Noel si renueva o no. Es una situación suya y una decisión personal. Yo lo he utilizado cuando he creído que ha sido oportuno. Está teniendo muchísima participación en el primer equipo, está siendo un jugador importante para nosotros y a mí nadie me ha condicionado para ponerlo. Es uno más de la primera plantilla a todos los efectos.

—Otros clubes al jugador que no renueva no lo ponen a jugar. ¿Cómo lo ve?

—Es entendible, depende de la filosofía de cada club. Entiendo que a un jugador que no va a continuar contigo no lo quieras seguir formando. Al final, el fútbol de formación es como el padre que lleva a su hijo a clases de inglés. Lo que quieres, es que mejore. En el fútbol pasa igual.

—¿Y si se lo dijesen?

—No se va a dar el caso. Cuando hemos decidido que sea jugador de la primera plantilla, es a todos los efectos hasta final de temporada. No vamos a decir ahora este no juega, y nos quedamos sin un delantero. No. En los mercados de fichajes hubiéramos hecho otras cosas. Pero no va a ocurrir.

—¿Cuál es su relación con él?

—Muy buena, dentro de que es un chico muy joven, muy introvertido, porque es su personalidad. Pero es un chico que quiere aprender, que escucha, que es muy joven, muy tierno para muchas cosas; que está en ese proceso de equivocarse de vez en cuando, pero es bueno.

—Uno de los problemas que podría haber para su renovación es que él o su entorno no ven que tenga el protagonismo suficiente. ¿Se lo ha transmitido?

—No, nada de eso. Más protagonismo... Es juvenil, y en los últimos 15 o 14 partidos ha jugado siete como titular. Podía haber jugado los 14... Se va con la selección, entrena con nosotros, no es tan sencillo. Está teniendo una cuota de protagonismo que él ni en sus mejores sueños, cuando termina la Copa de Campeones juvenil, se hubiera imaginado. Hay gente que dice que cuando se fue a nombrar a los jugadores que iban a hacer la pretemporada con el primer equipo él no pensaba que fuese a hacerla. Ese era su nivel de confianza en lo que podía ser su año. Y mira cómo ha cambiado. No creo que sea cuestión de protagonismo porque es mentira. Ahí están los datos.

—En este consejo de administración profesional, ¿cuál es su interlocutor, a quién le rinde cuentas?

—Tengo una secretaría técnica, con Juan Giménez, y Carlos Rosende, que es con los que tengo trato diario y están en Abegondo. Con David [Villasuso, el director general] tengo una relación muy fluida y con casi todo el consejo tenemos trato de hablarnos, de escribirnos... Es un consejo muy cercano que intenta sumar y que vaya todo bien.

—En la racha de 5 puntos de 21, ¿cómo se ha sentido en relación al consejo de administracion: respaldado, cuestionado, con dudas...?

—No. Sinceramente, no. No sé lo que se habrá vivido desde fuera. Intuyo que si en las últimas semanas se me ha preguntado tanto por ello es porque en la calle estaba eso. Pero yo no he percibido ninguna sensación diferente.

—¿Le transmitieron tranquilidad? ¿Que pase lo que pase en los próximos encuentros usted va a continuar?

—Es que desde junio del año pasado se habló de algo a largo plazo, de intentar conseguir el ascenso. Porque si no, las condiciones en las que hubiera venido serían diferentes. Ni he sentido que no estuviera respaldado, ni me hace falta que me digan que tengo el respaldo. La relación es tan fluida, con llamadas, contacto diario, desde la secretaría técnica a David [Villasuso, el director general]. Nada diferente a cuando ganábamos.

—Pongamos que llegan nuevos resultados negativos, pero sigue estando en puestos de «play-off» y, por lo tanto, con opciones de ascenso. ¿Le parecería injusta una posible destitución?

—Es algo que no valoro porque no es una posibilidad. No va a existir eso.

—El próximo domingo hay visita a Balaídos. ¿Cómo se vive este partido en el vestuario: como un marrón, en plan de que si se pierde, vaya deshonra?

—Dentro del vestuario no creo que tengamos que llevarlo a ese tipo de aspectos. Sabemos que para nuestra afición es muy importante. Vamos a Balaídos. Ya era importante el primer partido de Liga, que ya estábamos condicionados por ser contra el Celta B. Pero en el caso de perder, si se diera el caso, que no lo creo, pues habría que digerirlo como una derrota más. Más dura pero nada más.

—Entrenaría al Celta algún día?

—Ni me lo planteo ni veo que esté cercano. Tengo gran afinidad al Dépor por todo lo que me ha dado. No lo veo real. No creo que se vaya a dar. Es como lo de la destitución. Algo que no se va a dar no tiene sentido hablarlo. Me siento identificado con el club y la afición, así que es muy difícil que entrene al Celta.

—El Deportivo es como usted se imaginaba?

—La infraestructura la conocía porque había venido a jugar a Abegondo. Es uno de los clubes más grandes de España que, por diferentes circunstancias, ha acabado en esta categoría. Es inmensamente grande. Tiene una masa social que es difícil que exista en otros sitios. El mayor baluarte que tiene el club es su afición. Cómo están identificados con los jugadores. El otro día era un partido que quizá se pudiera pensar que pudieran empezar a surgir dudas. Pero ni cuando ellos se quedaron con diez… No me sorprendió porque nos tienen acostumbrados durante todo el año. Pero el día que se apague esa llama, que no se va a apagar nunca, pero si se apagara, el club tendría un problema.

—Decía Anquela que un problema del Deportivo era que cuando los jugadores saltaban al campo se encuentran con las fotos de Fran, Bebeto, Mauro Silva… Y que eso era una presión añadida. ¿Lo ve usted así?

—No debería ser una presión. Me podría pasar igual a mí por todos los entrenadores que han pasado por ese banquillo. Lo que tenemos que tener todos muy claro es que hemos llegado aquí en las circunstancias actuales del Dépor. Mirar hacia atrás no nos va a ayudar a ser mejores. Es parte de la historia del club. La realidad es diferente. Queda bastante para que podamos ver balones de la Champions. A corto plazo, como mínimo dos o tres años. Imagina la realidad que puede tener eso a largo plazo. A mí, personalmente, la presión no creo que me afecte. A los jugadores, tampoco. Te puede cargar de más responsabilidad, pero bien llevada, esa responsabilidad genera cosas muy positivas.

—Hablaba de entrenadores del Deportivo, ¿en cuál encuentra cosas que le inspiran?

—Recuerdo mucho el Dépor tanto de Arsenio como de Irureta. Ya lo he contado más veces. El primer partido que vi en directo fue en el Bernabéu y el entrenador era Arsenio. Luego me lo he cruzado algún día por la calle y he hablado con su hijo. Me inspira muchísimo lo que fue como entrenador, todo lo que significó para el Dépor. Ojalá pudiera conseguir la mitad de lo que él por el club.

—Su fórmula era sencilla: orden y talento.

—Es que, al final, los entrenadores de antes eran muy listos. Lo veían todo. No se necesitaban tantos medios como ahora para descifrar el juego. Y, al final, eran los buenos. Los que intuían lo que iba a pasar. Los que no generaban conflicto. Los que ponían a los buenos. Eso es, talento y orden. No hace falta nada para ganar. El resto son corrientes de fútbol, pero todo está inventado.

—¿Todo?

—Pues se van incorporando cosas, sobre todo, a nivel tecnológico. Los staffs están formados cada vez por más personas. Pero el fútbol, al final, es de los futbolistas. Salen once. Hay una pelota. Ahora hay un árbitro y otro no sé dónde que decide lo que va a pasar. Pero el fútbol es de los jugadores. Si eres capaz de interpretar todo lo que te va llegando de muchos sitios y a los jugadores se lo das sencillo para que lo hagan, puede valer.

—¿Qué es jugar bien?

—Jugar bien es ganar. Luego, hay diferentes fórmulas. Se puede jugar bien con la pelota, haciendo un fútbol muy vistoso, o atacando muy rápido. Y en esa combinación, los equipos que consiguen cosas importantes tienen que ser ganadores. Y para poder ganar tienes que tener algo de base de dominar, de atacar en campo contrario. Si no, ya tienes que estar a expensas del contrario y entonces ya te acostumbras y el día que tengas que ganar no sabes hacerlo.

—Al margen del Deportivo, ¿de qué fuentes de entrenadores bebe?

—Cada vez tenemos menos tiempo de ver mucho fútbol fuera de nuestro trabajo. Puedes simpatizar o ver a diferentes equipos. No hablo de entrenadores, porque hay pocos entrenadores que sean capaces de cambiar el juego. Lo hizo Sacchi con el Milan, lo está haciendo Guardiola allá donde va, Vicente o Luis Aragonés. Pocos tienen capacidad de cambiar el juego. Pues intentas aprender, no solo de fútbol, sino de gestión de cómo llevar algunas cosas dentro del día a día de juego. Escuchas alguna rueda de prensa de hace quince años y algún entrenador estaría en la carcel ahora. Y antes era normal. Eran otros tiempos.

—Ahora que cita la cárcel. Ha pasado de un discurso muy tranquilo hacia los árbitros a decir que si decía lo que pensaba lo metían en la cárcel. ¿Más populista podría decirse?

—Es que esas declaraciones son del día del Racing con el penalti aquel no pitado. Voy a defender siempre a muerte la honradez de los árbitros, porque el día que piense que no es así dejo la profesión. Si pienso mal de la persona que más decisiones toma y puede influir, entonces me tengo que ir de aquí. Pero es que nos ha pasado más veces durante el año eso. Dije lo que pensaba, pero no podía decirlo ni antes ni ahora, porque seguirían metiéndome en la cárcel.

—Los futbolistas también fallan penaltis y no se les mete en la cárcel.

—Ya ya, pero no quieren fallar penaltis. Es que hay veces que es imposible que no pueda ver que eso fue penalti.

—Vayamos con algunos nombres propios. ¿Qué ha pasado con Menudo?

—Empezó bien la pretemporada. Se lesionó el primer partido y eso lo sacó del once. El equipo ha cogido una dinámica en un sistema en el que él no se encuentra cómodo. No ha encontrado el fútbol que ha demostrado otros años. Se han juntado las dos cosas: que no le habremos dado todas las oportunidades que ha merecido y que luego se han dado diferentes situaciones. Pero está claro que, cuando firmas a Menudo, firmas un jugador de muchas garantías, que sabes que te va a dar rendimiento. Sigo pensando que nos va a aportar cosas positivas en lo que queda de año.

—¿Qué siente cuando no puede obtener el rendimiento que desearía de un jugador?

—Cuando tienes una plantilla tan amplia y haces tantos fichajes como este año el club, no aciertas con todos. Pero no porque sea malo sino porque a lo mejor no se adapta al entorno —no hablo de Juan Carlos [Menudo]—, al club, no mezcla con otro jugador… Hay muchas variantes que pueden influir. No tiene por qué ser culpa ni del jugador ni del entrenador. Sí entiendes como entrenador que no todos los jugadores van a dar el rendimiento que se esperaba. Yo soy de los que piensan que si empiezas el año con 22 jugadores, tu misión es llegar a mayo con 16, 17, 18, en sus mejores versiones. Al final, te quedan catorce o quince para el momento de la verdad. Porque cuando un jugador no participa es difícil que luego lo haga bien el día que lo pones.

—Sigamos. Calavera ha pasado de no jugar a ser protagonista.

—Josep, dentro de la racha de partidos que no ganábamos, creo que fue titular dos veces, más los partidos de Copa. El pobre no ha participado mucho. Hemos creído que era un jugador diferente, con más velocidad de pelota, cuando el equipo no tenía juego tan fluido pensamos que podía circular más rápido con él.

—Hay un runrún en la calle que dice que el motivo de que tenga mayor protagonismo es que desde este año, lo representa la misma agencia que a usted.

—¿Se ha dicho eso? Sería absurdo. Me parece tan absurdo como que entonces cuando no los pones es porque no son de tu agente. Creo que no existe ninguna vinculación y me parece surrealista total. Por suerte o desgracia, hay cabida para todas las opiniones, pero no todas pueden ser respetables.

—¿Le resulta incómodo tener en el vestuario jugadores de su agencia?

—Para mí no. Me da igual de dónde sean.

—Ha reconvertido a Villares para suplir las bajas del lateral derecho. ¿Ve ahí un posible futuro? ¿Por qué él y no Lapeña?

—Tengo claro que no, que no es el sitio de Villares, pero está cumpliendo y es de agradecer. A Lapeña lo contemplo pero lo puse en Salamanca y me disteis por todos lados, así que ... (se ríe)

—¿Hay en Trilli un futbolista de Primera?

—No quiero cargarlo de responsabilidad, pero sí creo que puede llegar. Luego pueden pasar mil cosas, pero tiene todas las condiciones para jugar al fútbol.

—¿Depende el Deportivo demasiado de Juergen en la creación de juego?

—Es un jugador con bastante buen trato del balón, pero no creo que haya dependencia de un jugador en particular. En el equipo sí puede ir relacionada su mejor versión cuando está mejor Juergen, pero también porque hemos hecho girar bastante el equipo en torno a él. Lo que hay que hacer es compensar eso y buscar soluciones.

—¿Soriano mejor en media punta que en banda?

—Puede ser un sitio donde Mario, como punto final de su juego, sea más determinante. El punto de partida da un poco igual. Partir desde fuera para estar dentro o partir de dentro para seguir dentro. Da igual.

—¿Qué otros equipos le gustan de este grupo?

—Por su apuesta el SD Logroñés el DUX y el Talavera. El Valladolid, en cuanto a resultados lo está haciendo mal, pero tiene jugadores que van a ser futbolistas profesionales. Y luego están otros que están preparados para competir que son Racing de Santander, Majadahonda, Racing de Ferrol... Están preparados para ascender y son competitivos.

—¿El Racing va a pinchar lo suficiente para que el Dépor sea campeón?

—Sí.

—¿Cuántos puntos necesitará el Dépor para ser campeón?

—Creo que hablé de setenta y algo… Creo que habrá que estar más cerca de ochenta que de setenta. Porque podemos pensar que lo estamos haciendo muy mal pero somos el segundo equipo que más puntos lleva. Pero nos hemos encontrado un Racing que lleva trece jornadas sin perder. No creo que llegue así hasta el final. Tenemos que estar preparados para cuando les llegue su momento malo aprovecharlo. Hacer veinte nos supondría irnos a setenta y cuatro, así que más de veinte seguro que tendremos que hacer.

—¿Mira el otro grupo?

—De momento, poco, porque no nos hemos planteado nada que no fuera ser campeones. Intento ver mucho lo que pasa en nuestro grupo. Sobre todo, los rivales a los que nos vamos a enfrentar.

—El Dépor se ha confeccionado con plantilla de contratos cortos. ¿Cree que de cara a un posible ascenso eso es bueno?

—Puede ser. Cuando llegas al momento de la verdad, te entra el miedo si no tienen contrato. Luego, si logras el objetivo, no sabes si tendrán nivel… En función de lo que ocurra, como los resultados, lo habrás hecho bien o mal.

—Vayamos con algo personal. ¿Tiene manías?

—Cada vez menos. Puedo cambiar en función del resultado. Pero no soy de muchas rutinas. Suelo comer pasta el día del partido pero es porque lo hacemos cuando vamos de viaje y es el único día que como pasta. Algún día repito vestimenta en función de cómo fue el día anterior o, si perdemos, la aparto… La del Badajoz está en la lavadora en agua hirviendo para que la pueda poner otro (se ríe).

—Es jugador de parchís online.

—Bueno, online porque no tengo con quién jugar. Es mi manera de quitarme el traje de entrenador y ser persona normal.

—¿Promete algo si hay ascenso directo?

—Lo que sea porque es algo importantísimo para todo el club, para la ciudad, para todos. Tenemos que remar todos unidos para que el Dépor vuelva a sentirse algo importante en el fútbol profesional.

—¿Para qué más le da la vida?

—Pues para poco. Hago menos deporte del que me gustaría. Me paso muchas horas en Abegondo. Incluso comemos allí algunos días. Intento escaparme por las tardes y hacer algo de vida normal, jugar al pádel. Me acuesto pronto. Soy casero.

—Eran famosos los paseos de Irureta por el Paseo Marítimo.

—Los doy. Los doy. Incluso bajo a la playa a jugar al parchís. Estoy encantado de la ciudad y valoro comprarme una casa.