El cariño al Dépor está garantizado

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Aficionados del Deportivo durante un partido de esta temporada en Riazor
Aficionados del Deportivo durante un partido de esta temporada en Riazor CESAR QUIAN

La afición responde de nuevo y el club despacha 6.000 entradas a 48 horas del crucial duelo con el Racing de Santander, atendiendo a la demanda del equipo

15 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El 16 de octubre contó con la ventaja de caer en sábado. Aquel día, a las siete de la tarde, 14.744 hinchas celebraron en Riazor el paréntesis en las restricciones de aforo que permitía regresar en masa a los estadios gallegos. Acudieron a la cita convencidos de la necesidad de apoyo que tenía su equipo para salir de un bache de tres jornadas. La derrota ante el Real Unión en el Stadium Gal se había sumado a la de Salamanca frente a Unionistas, con el empate de la SD Logroñés por medio. La reacción fue contundente, aunque arrancara en un resultado exiguo: el gol de Miku al Sanse fue el inicio de una racha de trece duelos en los que el Dépor permaneció invicto, hasta reencontrarse con el conjunto irunés, bestia negra del curso.

El mejor registro de asistencia en ese tiempo se quedó en los 14.506 aficionados que presenciaron en el estadio coruñés otro 1-0, endosado al Zamora. La barrera de los 15.000 solo se ha roto esta temporada por culpa de la cantera, situando el listón en los 20.115 congregados para despedir de la Youth League a los juveniles. El campo ha registrado constantemente la mejor cifra de asistencia en la categoría y también por encima de la mayoría de Primera y Segunda y los de Borja Jiménez han contado además con el respaldo de su hinchada en cada desplazamiento que no ha condicionado el covid.

La situación exige otra exhibición. «Es momento de estar todos juntos. Ahora mismo es cuando más necesitamos a la afición, que se hace notar cada fin de semana», reclamaba Héctor Hernández a las puertas de Las Gaunas. El lateral demanda convertir en festiva una jornada laboral. Porque el 16 de febrero cae en miércoles y viene el Racing de Santander. La cita más importante de la campaña arrastra demora por culpa de un amago de brote que no solo ayuda a los cántabros a multiplicar sus efectivos —Soko, Íñigo y Camus habrían causado baja y el club ha incorporado a Javi Vázquez y Arturo Molina—, también añade sustancia al duelo. Choque fijado para las 20.30 horas como primer triunfo local. Los visitantes se aferraban al largo viaje de vuelta para solicitar un duelo temprano, que habría restado público a Riazor.

De momento, se han apuntado 6.000. Esas eran las entradas despachadas con dos días de margen sobre el inicio del partido. Pequeña muestra de lo que vendrá, porque los 19.850 socios no necesitan más que presentar su carné para acceder. Con él pueden retirar además un máximo de cuatro localidades a un precio de entre cinco y diez euros —entre quince y treinta para el público general— hasta que se agoten las más de doce mil que salieron a la venta (del aforo total del recinto hay que restar el número de abonados). El club volvía a recordar ayer que no valen las adquiridas para el 30 de enero, fecha original del encuentro. También insistía en que los asistentes deberán mostrar su certificado de vacunación o un test covid negativo.

«Es el momento de estar juntitos, de darnos más cariño que el habitual», demandaba Borja tras la derrota frente a la SD Logroñés. El mensaje, una réplica del transmitido en el vestuario minutos antes, caló de inmediato y Héctor casi logró calcarlo en su intervención posterior: «Es momento de estar todos juntitos, de confiar y de darnos todos mucho cariño, que nos va a venir bien».

No estuvieron tan de acuerdo en los sentimientos que provoca la visita cántabra. «Tenemos muchas ganas de que llegue, con tanta expectación levantada», sostuvo el futbolista. «Nos vamos a quitar el coñazo del partido del Racing, se lleva hablando de él un mes», celebró su entrenador antes del pronóstico: «Allí con nuestra gente ganaremos». Serán un montón, dispuestos a empujar.