Dormir un partido dormido del Deportivo

Iyán Iván Baragaño EL MICROSCOPIO

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

19 oct 2021 . Actualizado a las 15:45 h.

Después de casi un año y medio, Riazor volvió a disponer de un aforo del 100% y, aunque no fueron todos los espectadores que se esperaban, casi 15.000 aficionados llevaron en volandas a los jugadores para lograr una victoria que se hacía obligatoria para no descolgarse de la zona alta.

Ya lo dijo Borja Jiménez tras el partido. Los aficionados llevarán al Dépor a donde sea. Y no es para menos el halago a la afición, porque el sábado se presenció un partido aburrido y lento. Rigor táctico y madurez defensiva del Dépor frente a las pérdidas de tiempo y pausas continuadas de los visitantes.

El plan de partido fue claro para los visitantes desde el pitido inicial. El empate era un buen resultado, y eso se reflejó en las continuas pausas durante los primeros minutos de juego. Partido trabado, con ninguna sensación de peligro para los visitantes y un Dépor que poco a poco, con las incorporaciones de sus laterales, en esta ocasión acertados ambos, iba acercándose a zonas de peligro, sin llegar tampoco a inquietar a los defensas del Sanse.

Tan claro fue el planteamiento visitante que hay un dato que lo refleja a la perfección. Imagínese el lector que, tras analizar todas las acciones de peligro de ambos equipos (tiros y tiros a puerta), pudiéramos estimar la probabilidad de que cada uno de ellos acabe en gol. Una vez tengamos esa probabilidad, a través de un sencillo algoritmo, le pedimos a nuestro computador que simule este partido unas 10.000 veces. De este proceso obtendríamos un dato con el que trabajamos a día de hoy los analistas de datos, denominado puntos esperados. Los puntos esperados serían, en promedio, los que cada equipo ganaría en esa muestra de 10.000 partidos. Pues bien, si este partido se repitiera ese número de veces, el Sanse sería capaz de ganar aproximadamente 1 de cada 200, el Dépor se llevaría los tres puntos en 150 de 200 partidos, y los restantes acabarían en empate. Esto pone en evidencia lo que se vio el sábado en Riazor.

Pero es en este tipo de partidos, trabados, lentos y con un alto número de disputas, donde las acciones a balón parado pueden otorgar una ventaja en el marcador a uno de los dos equipos. En este caso fue el Dépor quien aprovechó un córner, siendo Miku el que volvió a introducir el balón en la portería.

Nada cambió desde el gol del Dépor en el planteamiento de los visitantes. Y la sensación fue de que incluso el 1-0 era un resultado favorable para los madrileños. A fin de cuentas, en la segunda vuelta el partido tendrá que disputarse en un césped artificial, de los que equipos grandes como el Dépor detestan y equipos como el Sanse convierten en su mayor aliado.

En la segunda parte, los blanquiazules no cometieron los mismos errores que hace 15 días y, en esta ocasión, supieron dormir un partido que realmente estuvo dormido desde el pitido inicial hasta el final.

Iyán Iván Baragaño es miembro del grupo de investigación AGR de la UDC