Menos piedad y más cambios

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

16 oct 2021 . Actualizado a las 22:35 h.

El Dépor ganó al Sanse tras una gran primera parte y una segunda que explica el éxito del mundial de globos de Ibai y Piqué. Cuarenta y cinco minutos insufribles que, tal vez, sean dignos de estudio para entrenadores y estudiosos de la táctica —la verdad es que dudo que un amante de la táctica vaya a verse el Deportivo-San Sebastián de los Reyes—, pero que hacen olvidar al aficionado por qué le gusta el fútbol. Da igual, porque el equipo ganó. Las victorias pesan tres puntos en la tabla y toneladas como argumento en un debate. Si se gana, todo bien.

Lo cierto es que hubo regulares. No sufrió demasiado el Deportivo porque el SanSe no dio para más, pero el equipo de Borja Jiménez no está siendo capaz de cerrar los partidos. No es cosa de este año, siendo justos. Es un mal que se lleva arrastrando temporadas, esa candidez e inocencia que ya llevó al equipo a permitir al Mallorca jugar al fútbol en Son Moix en una eliminatoria encarrilada con un 2-0. Ese partido no se juega.

Resulta curioso cómo el equipo madrileño sí supo cambiar el partido tras el descanso. La entrada al campo de Fer Ruiz, un jugador fajador, intenso y dominador del fútbol subterráneo, frenó el festival del Dépor y contagió a sus compañeros. Es un estilo de jugador que Borja no tiene. Luego remata de pena cuando está solo en el área, pero es que si lo hiciese todo bien ya lo habría fichado Bordalás. En contra, a priori, de la lógica, el equipo visitante guiado por Fer Ruiz prefirió embarrar el partido y que no se jugase al fútbol. Supo medir las fuerzas y ver que en el cuerpo a cuerpo salía perdiendo. Lo inteligente era intentar poner a su rival nervioso y aprovecharse de su piedad.

Evidentemente, el Deportivo le da mil vueltas al Sanse, cuyo mejor jugador es el césped artificial. Pero es como Bergkamp, solo juega los de casa. Ahora bien, no se pueden dar tantas facilidades. La plantilla tiene suficientes alternativas para no tener a Miku jugando noventa minutos y apretando la mandíbula veinticinco. Menudo tiene calidad para desatascar partidos sin estar abonado a los últimos diez. Pero el equipo ganó.