Bodipo: «Siempre fui un sentimental»

Iago Martínez / A. C.

TORRE DE MARATHÓN

Abraldes

El ex jugador del Deportivo forma parte del Gobierno de Guinea Ecuatorial

30 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Delantero rematador e icono ecuatoguineano. Nació en Dos Hermanas (Sevilla), pero su familia proviene de Guinea Ecuatorial. Rodolfo Bodipo (25 de octubre de 1977) llegó a A Coruña en el 2006, donde encontró la que ahora es una de sus casas. Jugó cuatro temporadas para el Deportivo y, aunque no consiguió consolidarse en la titularidad, sigue conservando un hogar en la ciudad herculina y los buenos recuerdos como blanquiazul son incontables.

Hoy Bodipo se muestra orgulloso de su vida post futbolística; una época en la que se ha reencontrado con la tierra en la que no nació, pero de la que sí provienen sus orígenes, Guinea Ecuatorial.

—¿Tuvo una infancia feliz en Dos Hermanas?

—Desde luego. Nací en una familia de pocos recursos, muy humilde, aunque nunca nos faltó de nada. Recuerdo grandes momentos jugando al fútbol en la calle con una lata, donde coincidí con Lauren, el que fue jugador del Arsenal. Nunca tuve problemas de racismo ni nadie se solía meter conmigo. En el patio, yo era el que llevaba la voz cantante en la banda y ya desde pequeñito el fútbol servía como medio para impresionar a las chicas. Desde siempre fui un chico de sangre caliente y bastante sentimental.

—¿Cómo valora su paso por A Coruña? ¿Se sintió querido en todo momento?

—Como jugador hubiera deseado más. Personal y socialmente fue una época impecable, pero deportivamente yo mismo me exigía demasiado. Me quedó esa espinita clavada, pero allí sigo teniendo mi casa; los gallegos son gente muy acogedora y mantengo el contacto con la peña deportivista que lleva mi nombre. Yo creo que la afición siempre tiene la razón; los aplausos y las reprimendas que ellos deciden siempre están justificados. El resultado final para mí fue que dejé A Coruña habiendo sido muy querido.

—¿Y si el fútbol no hubiese funcionado?

—Fisioterapia. He hecho varios cursos, tengo un diploma de nutricionista deportivo y otro de entrenador personal. También fui siempre un apasionado de la psicología y la sofrología; siempre estoy leyendo sobre ellas. Soy una persona a la que le gusta ayudar y apoyar a la gente en los malos momentos. En el Deportivo tuve ese rol siempre: el del compañero que consuela en los malos momentos.

—¿Fue cierto el rumor del posible fichaje por el Liverpool?

—Cuando estaba en el Racing de Santander, el Liverpool vino a echarme un vistazo. Fuimos a jugar a Mallorca y en ese partido marqué dos goles. Años más tarde me enteré de que el fichaje estaba prácticamente hecho, pero se terminó frustrando debido a comisiones.

—¿Está disfrutando su etapa post futbolística?

— Fui un privilegiado por haber tenido la oportunidad de jugar al más alto nivel. Ahora creo que estoy demostrando que el personante vale más que el personaje. Una vez te retiras, el futbolista desaparece y sale a la luz la persona. Era muy importante para mí, tras mi retirada, quitarme la máscara de delantero y demostrar quién soy; llevar a cabo una labor útil.

—Decidió ser entrenador.

—Me saqué el título de entrenador UEFA Pro y estuve en el Mancha Real, en 2.ª B. Cuando ya tenía prácticamente cerrado un acuerdo para irme de técnico a Kuwait, me llamaron de Guinea porque me querían como seleccionador; tomé la decisión sentimental, como siempre, y mi vida obtuvo otro enfoque. Siempre mantuve contacto con mi familia africana, pero desde que vine, me siento mucho más comprometido con mi patria.

—¿Ha reforzado sus lazos con Guinea Ecuatorial?

—Ahora soy Director General de Juventud y Deportes. Es un cargo del Gobierno, pero no político, sino técnico. Además, soy seleccionador del equipo local de Guinea (selección de jugadores que compiten en la liga del país) y de la sub-23. En Guinea he tenido la suerte de ser un icono del país y estamos haciendo grandes labores por el fútbol, sobre todo en la cantera del equipo nacional. Tenemos grandes expectativas para la Copa África de Camerún el próximo año, pero no todo es fútbol; también trabajamos con los equipos nacionales de muchos otros deportes.

—¿Cómo lleva estar lejos de su familia?

Llevo una época apartado de mis dos hijos y mi familia en general, que está en Sevilla, pero ellos entienden que estoy haciendo una labor muy importante aquí en Guinea. Intento ayudar en lo que pueda; hace poco abrí un restaurante gracias al cual se sustentan 22 personas y procuro siempre estar presente en lo que haga falta; aquí una ayuda siempre es necesaria.

En corto

—¿Tiene una comida preferida?

—La paella de mi madre.

—¿Y una bebida?

— Me gusta la Coca-Cola. No bebo alcohol; me gusta salir con mis amigos, pero muy limitado.

—¿Es cierto que empezó siendo portero?

—En Montequinto, cuando empecé a jugar, muy pequeñito, empecé siendo portero, pero me acabé aburriendo; cambié la responsabilidad de la portería por el protagonismo de la delantera.

—¿Es fan de algún equipo desde la infancia?

—Del Barcelona. Mi hermano me regaló la camiseta de pequeño y siempre fui culé.

—Un entrenador que le haya marcado.

—Joaquín Caparrós. Me entrenó en el Recreativo de Huelva y me llevó a A Coruña. Él me animó a ser entrenador. También le guardo cariño a José Luis Oltra.

—Un jugador que le fascinase.

—Ronaldinho.

—Un compañero.

—Valerón. Es una persona maravillosa, dentro y fuera del campo.

—¿Qué hace en su tiempo libre?

— Me gustan los deportes de raqueta, el pádel surf y pasear. En Guinea hay muchas posibilidades: playa, naturaleza, cascadas, fauna...

—¿Alguna afición?

—Juego al pádel y voy al gimnasio.

—¿Es religioso?

—Creyente, no practicante.

—Aunque no sea jugador de élite, ¿sigue cuidando su cuerpo y su imagen?

—Siempre. La imagen define a una persona y siempre intento tener un buen aspecto.