Mackay, en la pesadilla de Borja Jiménez

TORRE DE MARATHÓN

MARCOS MÍGUEZ

Ambos se reencuentran en el Deportivo después de que el portero destacase en el triunfo del Sabadell que precipitó el despido del técnico en Cartagena

17 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia del fútbol está repleta de rivales que se convierten en aliados, y viceversa. En solo unos meses, Ian Mackay y Borja Jiménez se han dado la mano en el Deportivo después de que la gran actuación del portero, una más en su larga trayectoria como profesional, desencadenase la derrota del técnico y le plantease un ultimátum que no remontó. Ahora ambos destacan como piezas clave en las expectativas del equipo coruñés, que suspira por la mejor versión del meta bajo palos y el acierto en los planteamientos del técnico para recuperar cuanto antes su plaza en la élite.

Hasta que Riazor los llamó para unir fuerzas, Mackay y Jiménez habían demostrado su valía por separado con dos ascensos a Segunda División por barba: el primero en las filas de la Ponferradina y el Sabadell, mientras el entrenador triunfó en el Mirandés y el Cartagena. Hace solo unos meses, en las respectivas últimas experiencias de los dos, sus caminos se cruzaron con intereses bien diferentes. Y triunfó el guardameta.

El 13 de diciembre del 2020, el Cartagena, al que entrenaba el técnico abulense, cayó en casa (1-2) frente al Sabadell, cuya portería defendía Mackay. Este salvó al menos cuatro goles cantados, incluidos dos manos a mano ante Rubén Castro. «Hemos hecho más de 70 minutos buenos en cuanto a ocasiones. La primera parte hemos tenido dos clarísimas, más dos tiros, antes del 1-0 hemos tenido y después hemos tenido de nuevo, pero...», se lamentaba el técnico en aquella rueda de prensa posterior al encuentro.

La derrota puso en un aprieto al actual entrenador deportivista, que había conquistado el ascenso solo unos meses antes, pero ya muy discutido, aunque su equipo no ocupaba posiciones de descenso. Cuatro días después de aquel tropiezo, la eliminación en la Copa a manos del Pontevedra en Pasarón precipitó una destitución que los paradones de Mackay habían dejado solo a falta de un último empujón. Tras celebrar un éxito histórico, Borja Jiménez ni siquiera pudo comerse el turrón en Cartagonova.

Bien visto, un repaso a los enfrentamientos entre ambos, que por edad están separados por solo año y medio (Jiménez cumplió 36 en enero, mientras Mackay acaba de soplar las 35 velas), deja a Mackay invicto. En Segunda B, en la temporada 2017-18, con el técnico en el Rápido de Bouzas y el futbolista bajo los palos del Racing de Ferrol, en Vigo empataron, y luego el triunfo se quedó en A Malata. En la 2016-17, el Izarra de Jiménez tampoco pasó del empate contra el cuadro ferrolano, en el que Mackay defendía la meta, mientras en la anterior, cuando el técnico dirigía al Valladolid B, el portero coruñés se perdió aquellos partidos.

«Ideas claras»

En su presentación, el futbolista reconoció que apenas ha podido hablar con Borja Jiménez desde el inicio de la pretemporada deportivista, que ayer alcanzó las siete primeras sesiones de entrenamiento: «Tuve la suerte de haber tenido varios compañeros que lo habían tenido como entrenador, y las referencias siempre fueron muy buenas. Cuenta con dos ascensos a Segunda División, y lo poco que he podido hablar con él me transmite muy buenas sensaciones. Tiene las ideas claras. Los primeros días no he tenido la suerte de trabajar mucho con el resto del equipo, porque estuve con Alberto Casal, el preparador de porteros, y yo creo que cuando vayan pasando las semanas hablará con los porteros para decirnos qué espera de nosotros».

Solo dos de los doce últimos guardametas del Dépor no eran treintañeros

«Escucho que vengo a retirarme al Deportivo, pero lo cierto es que me encuentro en el mejor momento de mi carrera», dijo ayer Mackay, que defenderá la portería blanquiazul con 35 años y así tomará el relevo de Carlos Abad (25) y Lucho García (22), pero no será el guardameta del Deportivo de más edad en las últimas temporadas. Dani Giménez ya había cumplido los 36 en la campaña del descenso. Antes que el vigués, en la última campaña en Primera, el meta de Coristanco Rubén Martínez se puso los guantes en Riazor con 33, mientras Pantilimon y Tyton ya tenían 30. Aquel año, Francis Uzoho, que daba el salto desde el Fabril, supuso un hito con los 19 de su debut como deportivista.

Germán Lux sopló 34 velas en la campaña 2016-17, la última como deportivista; Manu Fernández tenía 29 cuando se puso bajo palos en la 2015-16, y Pletikosa ya peinaba canas a sus 36. Fabricio contaba 27 en la temporada 2014-15, cuando rompió otra larga tendencia de treintañeros como guardianes de Riazor. En el curso 2012-13, Aranzubia culminó con 33 su lustro en A Coruña. Antes, habían jugado Aouate, que llegó a los 30, o Molina, que en el 2005 se despidió con 35 años. Juanmi, el que más jugó en la 2002-03, contaba 31, y Songo'o levantó el título de Liga en el 2000 con 35. Liaño ganó el trofeo Zamora como deportivista en 1994 con 30 años y fue titular otro curso más.