«Gracias, papá, por haberme permitido elegir este deporte»

TORRE DE MARATHÓN

CÉSAR QUIAN

Con lágrimas en los ojos, Juan Copa recordó a su padre, fallecido recientemente, tras la conquista de la Copa del Rey

13 jun 2021 . Actualizado a las 21:34 h.

Perder a un ser querido siempre es motivo de duelo. Si son varios, el dolor es mayor. Y cuando son tan cercanos como una suegra y un padre, ese desgarro se hace más visible cuando uno toca el cielo con un éxito individual o colectivo. Mientras Juan Copa reflexionaba sobre el título conquistado, estas dos personas, fallecidas en menos de un año, se posaron en su mente. De forma especial, y lógica, su padre.

Con tímidas pero sentidas lágrimas descendiendo por su rostro, el entrenador del Liceo cumplió la promesa que había hecho en una tarde-noche de soledad: «Hice una promesa este año, que era dedicárselo a dos personas que se fueron, una de ellas mi padre».

Porque si alguien puede considerarse copartícipe de esta conquista ese es Pepe, que un día puso al pequeño y echado para delante Copita en una pista y le calzó sus primeros patines para jugar en el Club del Mar.

Décadas después, el viejo Pepe incluso se amoldó a ver cómo su hijo Juan hacía las maletas para buscarse las habichuelas lejos de A Coruña. Y más aún cuando lo vio enfundarse, por primera vez, una camiseta verdiblanca, él que tiraba más por el blanquinegro del Dominicos. Lejos de ponerle trabas por dedicar su vida a un deporte del que pocos pueden vivir, lo apoyó.

Y, tras verlo crecer como jugador, primero y, sobre todo, como entrenador, al patriarca de los Copa le faltaron unos meses para disfrutar de su chaval haciendo felices a miles de liceístas que en esta conquista volvieron a sentirse orgullosos de su equipo. Por eso, el entrenador del Liceo no pudo sino pronunciar un tímido y lacrimoso: «Gracias, papá, por haberme permitido elegir este deporte» para explicar lo que este título supone para él y su familia y hacerle un guiño a Pepe, que en el cielo estará disfrutando de este éxito con Olga, su consuegra, ambos orgullosos del entrenador campeón.

Fue en un fin de semana glorioso en el que el técnico verdiblanco vio cómo su equipo iba de menos a más en esta competida Copa del Rey.

«Nos costó mucho contra el Voltregá, frente al Caldes estuvimos ya un poco mejor y hoy —por ayer— creo que el partido fue una auténtica exhibición. Enfrente teníamos al Barcelona y hay que reconocer que jugamos muy bien. Dominamos el partido en todo momento, defendimos muy bien y creo que somos justos vencedores», reflexionaba el técnico coruñés.

Fue el premio a un duro año, no solo en lo personal sino en lo colectivo, en el que el Liceo tuteó al Barcelona en todo momento y acaba la temporada con un parcial favorable de dos victorias a favor, un empate y una derrota en los cuatro enfrentamientos entre ambos conjuntos. «Esos números son un reflejo del nivel que hemos ofrecido», concluyó feliz y emocionado el técnico verdiblanco.