Fran: «El día del Murcia no imaginábamos que iba a ser el principio de todo»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El excapitán del Deportivo recuerda cómo el equipo llegó al partido en una dinámica positiva

06 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«¿Que han pasado treinta años desde el partido del Murcia?». En su casa. Recién llegado de Oporto, en donde disfrutó de la final de la Champions. Aprovechando la tarde de domingo para preparar el trabajo de la semana. Así echa la vista atrás Fran (Ribeira, 1969) para recordar una jornada histórica que, como bien recalca, sucedió hace ya tres décadas. El actual director de fútbol base del Deportivo era entonces una emergente figura blanquiazul que, con solo 20 años, ya hacía sonar el ritmo al que tenía que jugar el equipo. En aquel partido, le costó entrar un tiempo completo. Años después recuerda la jornada con una enorme sonrisa y una frase para la reflexión: «Aquel día no imaginábamos que iba a ser el principio de todo».

—¿Cuál es el primer recuerdo que le viene a la mente de aquel 9 de junio de 1991?

—Pues dos cosas: el incendio de Preferencia y la fiesta de después. Acabé en calzoncillos en el palco. Abajo, en el césped, botaban todos los aficionados. Y una anécdota es que al chaval al que le regalé el pantalón, me lo encontré por la noche de copas por el Orzán y me vino: «Mira, Fran, el pantalón del ascenso». Fue gracioso. Fue la primera gran victoria del Dépor desde que yo estaba aquí. Mi primer gran éxito. Ahí se inició todo. Fue el principio de todo lo que vino después. El germen. Luego recuerdo también que el primer gol de Stoja fue una jugada idéntica a la que culminó Manjarín en Inglaterra cuando le ganamos al Aston Villa. No soy de acordarme de muchas cosas, salvo que esté con compañeros y nos pongamos a contar historias. Ahí sí que me vienen a la mente. Pero de ese gol sí que me acuerdo del parecido de la jugada.

—¿Cómo recuerda aquellos días?

—Yo era súper joven. Veníamos remontando desde atrás. Todo el mundo daba por hecho que el Murcia iba a ascender. Y que la cosa estaría entre el Albacete y nosotros para la segunda plaza. Pero fuimos comiéndole el terreno poco a poco. Así que llegamos a la última jornada con todo por decidir. El ambiente era increíble en A Coruña. El mejor que había vivido en mi corta experiencia. Ni el año anterior contra el Tenerife en la promoción. Y, claro, había mucha tensión y nerviosismo.

—¿Había ese miedo al fracaso que tantas veces ha condenado al Dépor?

—Yo creo que no, porque veníamos de una dinámica positiva que nos había permitido remontar muchos puntos. Llegábamos a aquel partido mucho mejor que ellos. Porque ellos habían estado todo el año arriba y podían perder el ascenso en esta última jornada frente a nosotros, tal y como sucedió. En una situación así, pues no me gustaría verme en su pellejo, porque tiene que ser muy fastidiada.

—¿La promoción perdida contra el Tenerife una temporada antes, no les hacía temer que podía volver a suceder?

—Yo creo que el equipo era mucho más experimentado. Sí, claro, veníamos de esa promoción en la que realmente creo que nos faltó una experiencia que los más jóvenes adquirimos en esa temporada y otros la trajeron ya al fichar por el Dépor.

—¿Como cuando se ganó la Liga tras perderla con el penalti de Djukic?

—Efectivamente. Frente al Murcia había futbolistas con trayectoria a sus espaldas, que quizá no teníamos un año antes. Eso te da mucha más confianza. Había muy buen equipo, muy buena armonía, muy buen vestuario, muy buenos jugadores... Muy bueno todo [se ríe]. No sé. Quizá por la edad, que era muy joven, vivía todo de una manera más tranquila. Fuera del campo no me tensaba tanto y luego en el campo pues creo que, aun sin tanta experiencia como otros, pues sabía sacarme la presión de encima. Pero ya le digo que, quizá por la dinámica que llevábamos, estábamos convencidos de que íbamos a ganar el partido y ascender después de tantos años en Segunda División.

—Esa dinámica positiva coincidió con la llegada de Miroslav Djukic. ¿Qué aportó el serbio?

—Pues le dio una fortaleza defensiva enorme al equipo. Era un jugador de un nivel top. Y, cuando tienes un futbolista así, te da más garantías, más confianza, más seguridad, más todo... Nadie podía imaginar que fichándolo como se fichó, de un equipo sin mucho nombre, que fuera a dar el nivel que dio. Se adaptó perfectamente y enseguida rindió a un nivel altísimo, así que se puede decir que fue una de las claves de aquel ascenso.