Víctor Fernández, la hierba artificial, futbolistas sin ofertas y el pesimismo

TORRE DE MARATHÓN

aurelio florez

11 abr 2021 . Actualizado a las 22:14 h.

Existe en el deporte en general, y en el fútbol muy en particular, una tendencia al antagonismo anímico a la altura de la más excitante montaña rusa. A Coruña y el Dépor no podían ser una excepción, con el añadido del ambiente de autodestrucción detectado por Víctor Fernández —sus palabras dolieron más por verdaderas que por ofensivas— hace ya 7 años.

Perder en Langreo no entraba, como no podía ser de otra forma, en los planes de ningún deportivista. Por muchos motivos, el equipo coruñés estaba obligado a ganar en Ganzábal por mucha hierba artificial que hubiera. Porque, señores jugadores, el que quiera actuar solo en césped natural que haga méritos para hacerlo en Segunda División o en Primera. Los que están en el Deportivo, por mucho cariño que le tengan a la ciudad o al club, lo están porque no tuvieron una propuesta lo suficientemente tentadora de las categorías superiores. Así que, mientras no se ganen el derecho a regresar, silencio. Desde principio de temporada se sabe que habrá que disputar partidos en estas condiciones. No hay excusas.

Dicho esto, llega el momento de observar ese extremismo al que conduce cada resultado. Después de haber resucitado al equipo —le costó más de lo deseado, pero lo consiguió—, Rubén de la Barrera devolvió la esperanza a una afición que rápido se agarró a las buenas sensaciones y volvió a soñar: primero con meterse en el grupo de los mejores —se quedó a un gol (del Racing o del Coruxo) de conseguirlo—; posteriormente, con pasearse en esta segunda fase.

Ya nadie se acuerda de los bodrios sufridos contra el Coruxo en Riazor (a pesar de la victoria), el Guijuelo, el Zamora o el Compos (también en Riazor). Tras ganar 5 de 6 partidos (4 seguidos), llegó un tropiezo tan inesperado como inmerecido si se ponen en la balanza los méritos de Langreo y Dépor sobre el campo.

Sin embargo, esa ilusión generada con aquellos triunfos, principalmente el de Barreiro, se ha tornado ahora, nuevamente, en pesimismo. Tras la derrota en Asturias, hasta parece que el Numancia en lugar de ser de Soria es de Dortmund y que la Primera RFEF está más lejos del líder del grupo, que del segundo. Calma.