El 1-2 dejó al Fabril en la séptima plaza, enganchado en la zona que condena a pelear en la fase de permanencia, aunque el Viveiro sigue a tiro de dos puntos y el Arzúa queda a cuatro con un partido más disputado. No hay nada resuelto todavía, pero la dinámica es mala, con cuatro derrotas casi consecutivas (más un empate ante el Silva), por mucho que en la última se apreciara una reacción en cuanto a juego. Para consolidar este cambio y traducirlo en puntos de cara a los cinco choques que restan para cerrar la primera fase, el entrenador sigue buscando cómo tocar la fibra de un grupo huérfano de veteranos. El domingo, frente al Polvorín, habrá ocasión de trasladarlo al campo.