Quequé: «Unionistas es un Quijote del fútbol, un romántico»

TORRE DE MARATHÓN

El humorista es socio e imagen del líder y próximo rival del Deportivo

31 ene 2021 . Actualizado a las 12:20 h.

«De pequeño no me gustaba el fútbol. Empecé a pillarle la gracia a los doce o trece años y de adolescente ya me gustaba a nivel verlo. Jugarlo, nunca, porque siempre fui un inútil absoluto. Como mucho me ponía de portero». Este es el señor (mayor) que pone la cara más conocida a la afición del próximo rival del Dépor. Héctor de Miguel, el Quequé de La Vida Moderna, Loco Mundo o los cameos en La Resistencia, se enganchó a Unionistas «porque Salamanca es una ciudad a veces complicada de carácter, y a mí, que la gente se juntara para homenajear a la desaparecida Unión, de la que fui socio, me pareció muy bonito. Empezar en la categoría más baja, con esa filosofía asamblearia, un poco podemita, de fútbol popular, en contraposición al fútbol moderno y a esas superligas creadas para no tener que ir a Alcoy a hacer el ridículo... Lo de Unionistas es un proyecto muy romántico y yo soy un romántico».

-Y eso que aún no los ha visto jugar en directo. ¿Es por ese pánico a las multitudes?

-Bueno, es cierto que yo el confinamiento lo he llevado muy bien por eso: porque soy cada vez más antisocial y más misántropo; pero si no he ido nunca al campo es realmente porque no he podido, no por mi miedo a la masa, que para mí son más de tres personas. Este es mi tercer año de abonado y aún no he conseguido ir por compromisos laborales. Pero como ahora el fútbol de Segunda B se puede ver desde casa, pues me he hecho el abono a Footters y me veo los partidos en el sofá, con mi whisky caro.

-Estará sorprendido por el éxito.

-Bastante. Nadie esperaba esto. Por lo que me cuenta mi amigo Rubén, que es socio desde el principio y sabe de fútbol, parece que han hecho la plantilla con mucha inteligencia y tienen un grandísimo entrenador. Luego está ese componente de azar y suerte, indispensable en el deporte, que estamos teniendo. Nadie contaba estar ahí en un grupo con el Dépor o el Pontevedra. Ahora, bueno, pues igual subimos a Segunda. Que no sé si sería un problema o una bendición.

-¿Le sorprende también encontrarse ahora con el Dépor?

-En mi cabeza, y creo que en el imaginario colectivo, el Dépor es ese equipo que en los 90 plantó cara a los de siempre. Es cierto que a base de millones, claro, pero nos animó mucho la juventud. Ahora choca verlo ahí, tanto como cuando el Atleti bajó a Segunda, pero si algo me ha enseñado esto a lo que me dedico, o la etapa actual en La Vida Moderna, es que también hay que saber disfrutar de la decadencia. Aunque eso en el fútbol sea muy difícil porque los aficionados son muy duros y el ambiente alrededor no premia la comedia. La gente se lo toma muy en serio. Para mí es muy cómodo hablar de fútbol porque no me va la vida en ello; si mi equipo pierde no paso una mala noche, pero hay gente que sufre y no duerme.

-Unionistas ha intentado escapar también de ese entorno.

-Valoro mucho que en Unionistas no haya ultras, que no haya gente que se dedique a llamar «hijo de puta» al árbitro y que cuando alguien lo hace, el resto le llame la atención. Esa idea de que aquí venimos a divertirnos, de que al empezar y al terminar el partido aplaudimos al rival. Ese es un mensaje muy importante a nivel social, especialmente ahora que nos enfadamos por todo. ¡Si lo normal en la vida es perder! Tomárselo todo tan en serio... Si ganamos, mejor, pero coño, si pierdes no te conviertas en esa caricatura de aficionado al fútbol que va al campo a desahogarse de su vida mediocre.

-¿Su relación con el club, el prestar su imagen, es solo afición?

-Es por cariño, porque el equipo me cae muy bien y se están haciendo las cosas con cabeza. Me parece gente que no se flipa. Como cuando se decidió no cambiar de campo para recibir al Madrid, ni poner gradas supletorias, y dar prioridad a los de siempre. No tengo relación con nadie del club, ni he hecho nada porque me lo hayan pedido; he aprovechado que tengo más visibilidad al dedicarme a lo que me dedico, pero sin intención de ser más importante que nadie, porque tampoco creo que esa sea la filosofía de Unionistas. Este club va de que nadie destaque por encima del otro. Es un Quijote del fútbol contra todo lo que se lleva ahora, el romántico que decía antes.

-¿En quién nos fijamos en Riazor? ¿Cuál es su jugador favorito?

-No tengo. Para mí el mérito está en el grupo, aunque alguno como Aythami, que el otro día metió un penalti a lo Panenka... Hay que tener unos cojones muy grandes para hacer eso en Segunda B. Eso mola. Y el entrenador me parece un tío muy inteligente, pero no me llama la atención nadie. Me gustaría que primaran más los jugadores que son de la provincia, eso sí, sobre todo para diferenciarnos del club de enfrente, que tiene el dinero y se lo ha gastado en traer gente de fuera. Mis simpatías estarán siempre con un Carlos de la Nava, por ejemplo, que es de casa. No podemos aspirar a ser el Athletic, pero está bien cuidar eso.