Culpables de deshonrar al escudo

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

13 dic 2020 . Actualizado a las 20:19 h.

No, esta ni es ni puede ser una derrota más. Que un club con la historia del Deportivo, con sus épocas gloriosas y de penurias, pierda contra el filial del eterno rival no puede tomarse como un accidente, sin más. Todos y cada uno de los integrantes de la entidad blanquiazul deben entonar el mea culpa y, como poco, pedir disculpas a su afición. El presidente y su consejo de administración son los máximos responsables por haber elegido a la gente que han elegido para esta andadura en Segunda B. Richard Barral, también. Suya es la responsabilidad de haber confeccionado una plantilla que no ha sabido ganarle a unos críos que no son ni los mejores de su equipo. El entrenador, por el planteamiento, la alineación y, además, porque, lejos de hacer reaccionar a sus hombres en el descanso, la segunda parte fue un auténtico desastre. Y los jugadores, porque parece que siguen viviendo en una realidad paralela en la que, con honrosas excepciones que no hace falta ni nombrar, ni sufren ni padecen. Todos son culpables.

No, esta no es ni puede ser una derrota más. El de esta tarde ha sido un ejercicio de deshonra al escudo. A un escudo que, con modificaciones, tiene más de un siglo de vida. Que ha tocado la gloria con seis títulos oficiales y paseos triunfales por la Champions. Y que, con la misma honra y humildad, llegó a militar en Tercera.

Y, como no, esta ni es ni puede ser una derrota más, ha de ser recordada de por vida. Los que la propiciaron como castigo, que a alguno ni le dolerá. Y el resto de deportivistas para que, ahora que no se puede caer más bajo, unirse más si cabe, tomar impulso y resurgir con más fuerza que nunca en un 2021 en el que ni el obligado ascenso quitará un ápice de vergüenza a este resultado.