El récord, como consecuencia, no como objetivo

Paco Liaño

TORRE DE MARATHÓN

XOSE CASTRO

07 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer precisamente me comentaban que Oblak y el Atlético de Madrid estaban igualando los números de aquella temporada 93-94 del Deportivo, con dos goles encajados en diez partidos. Pero tanto ese dato como el de la imbatibilidad que tuvimos no se consiguieron por una obsesión. No fue ni buscado ni premeditado. Recuerdo haberlo vivido de un modo muy natural. Como una parte del trabajo colectivo que estaba dando frutos para que el equipo estuviera en la parte alta de la tabla y consiguiera resultados muy buenos. La imbatibilidad no era el objetivo. No éramos un equipo que jugara al cerrojazo. Los números eran la consecuencia de ir a ganar los partidos. De defender y de atacar bien. Éramos un equipo muy compacto por los hombres que jugábamos y ese fue solo un ingrediente más para poder pelear hasta el último partido por ganar aquella Liga.

Personalmente, yo aquello no lo viví como una obsesión. Tampoco me sentía invencible ni imbatible. Ni me llevé un disgusto cuando acabó la racha porque aquel día ganamos. Yo salía al campo con la idea de llevarme el partido y disfrutaba desde la portería con aquel equipo por la forma de afrontar cada duelo. Lo vivía con la intensidad de alguien que estaba peleando por algo que en su vida lo había imaginado. La mayoría veníamos de un fútbol humilde. De no haber ganado a nadie. Y encontrarte con aquello tampoco te permitía pensar en más.