Nacho González: «El buen fútbol va a llegar»

TORRE DE MARATHÓN

Marcos Míguez

El centrocampista uruguayo del Deportivo está sorprendido por las críticas, pero admite que la afición le exija

13 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos disparos al larguero y un fútbol bullicioso e inasequible al desaliento desde la mediapunta se han convertido en la tarjeta de presentación de Nacho González (Paisandú, Uruguay, 1993). Humilde y admirador del Rifle Pandiani («¿de verdad venía a entrenar acá con el camión?», pregunta entre bromas), reconoce que nunca soñó jugar en el Dépor: «Cuando me llegó la propuesta me avisaron: “Mira que es de Segunda B”. Pero yo dije: “Es que es el Dépor, es el Dépor”».

—¿Le ha sorprendido el nivel de la competición?

—Sí, pensaba que no me iba a costar tanto la adaptación, y en ese sentido me sorprendió mucho. Veo equipos de Segunda B que podrían pelear el título en Uruguay, porque tienen nivel y una calidad extraordinaria.

—¿Y el de sus compañeros?

—Todos me han sorprendido mucho. Los chicos que subieron, Adrián, Juan, Gandoy,... Cuando llegué pensé que Mujaid era un veterano, pero solo tiene veintipocos años y juega como si llevase mucho en Primera.

—Usted corre mucho arriba y abajo en los partidos ¿se lo pide el entrenador?

—Él quiere que hagamos todo, que defendamos y ataquemos, pero es verdad que yo, quizá queriendo devolverle la confianza, como que juego un poco pasado de revoluciones, y eso es contraproducente. Debería atreverme a hacer un poco más mi juego, que es de conducir y organizar un poco más el equipo con la pelota en los pies. Es un debe que tengo en lo personal.

—¿Le sorprenden las críticas?

—Sí, mucho, porque vengo de un fútbol en el que lo importante es ganar. Por ahí no importa tanto la manera. No importa si es 1-0 a la hora final con un gol de cabeza, no importa si es un gol en el primer minuto y luego echándose todo el partido atrás. Entonces, me sorprendió eso, pero también me gustó, porque te exige la manera de ganar y sobre todo de hacerlo de buena forma.

—¿Le parecen justas?

—Un poco las entiendo, porque cuando llegué vi que tenemos una calidad en el plantel de jugadores y un nivel que entiendo al hincha que diga que podemos ganar y podemos jugar a otra cosa. Seguro que el buen fútbol va a llegar, porque nos estamos conociendo más, nos estamos sintiendo un poco más cómodos, y lo vamos a encontrar y vamos a dejar contenta a la afición y estar más contentos nosotros.

—¿Cuánto puede ayudar Rolan?

—A Rolan lo conozco porque nos enfrentamos en Uruguay. Somos de la misma generación y fuimos rivales desde muy chicos. No me sorprende nada de él. Desde que teníamos 16 años y nos enfrentamos ya se vio que era distinto. También seguí su paso por la selección. Estoy muy contento de que esté con nosotros. Nos va a echar una mano tremenda.

—¿De qué le está sirviendo el descanso de la competición?

—A mí, para ponerme un poco a punto físicamente. La semana contra el Unionistas tuve una rotura en un músculo que se llama obturador, una rotura de grado dos, y estuve parado y sin poder entrenar. Lo jugué igual porque es un músculo que te permite jugar igual, pero la rotura estaba ahí y en algunos movimientos la sentía. Entonces, esta semana la estoy aprovechando para volver a ponerme a punto. Porque hasta entonces me sentía muy bien, como que podía correr los 90 minutos, pero en estos últimos partidos ha sido un debe y esta semana la estoy tomando para recuperar aquella sensación.

El ejemplo de La Acordeona

Nacho González luce con orgullo varios tatuajes en los brazos. Llama especialmente la atención uno en la cara interna del izquierdo, un futbolista agachado con el balón. Es su abuelo, Roberto González. «Jugó mucho tiempo en mi pueblo y varias veces en la selección del interior, y me lo tatué y cuando se lo mostré casi se le escapa una lágrima. Le dicen La Acordeona, pero no sé por qué. Él era el clásico puntero izquierdo (en el fútbol actual el que juega como interior zurdo), el 7», explica el futbolista del Deportivo. En ese mismo brazo lleva otro en honor a su hijo Tomás, de dos años y medio, quien junto a su mujer acaban de llegar a A Coruña. «Es una ciudad muy hermosa y el tiempo nos recuerda a Uruguay», dice.