Fútbol a paso lento en el Reina Sofía

TORRE DE MARATHÓN

Cedida

El Dépor se preparará en San Tirso sobre hierba sintética para visitar el campo del Unionistas, de césped artificial de última generación, que condiciona el juego

28 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de ganarse el jornal repartiendo impresiones en radio y televisión, Jorge D’Alessandro fue dueño de una de las tiendas de deportes más caras de Salamanca, a pocos pasos de la Plaza Mayor. Quizá aquellos precios desorbitados respondieran a la pretensión del argentino de cobrarse la importante deuda que con él contrajo la ciudad.

Una deuda adquirida a plazos. Entre finales de los setenta y principios de los ochenta, en su condición de portero, entregó varias intervenciones memorables bajo los palos de la Unión; ya como entrenador albinegro, aportó un descenso en el 96 y una salvación en el 2010. Pero, además, entre un momento y otro, obsequió al fútbol charro con un gesto que pasó desapercibido, aunque aún da frutos hoy. Según registros de hemeroteca, él fue quien colocó la primera piedra de la eterna remodelación del Reina Sofía.

«Me surgió la oportunidad de venir a entrenar al San José. Un equipo casi de pueblo, en el que no teníamos vestuario, y ni siquiera baño... Era demencial», rememoraba en el diario regional La Gaceta. Además de poner a punto aquella plantilla austera, logró que la directiva acometiese una reforma imprescindible: se habilitó un excusado en el pajar. Revolucionario movimiento solo superado por el que, en el 2015, convirtió el firme de tierra en otro de césped artificial.

Hierba ficticia de última generación a la que este domingo, a las 16 horas, saltará el Dépor, para disgusto de su entrenador. «Tenemos la experiencia este año de haber jugado en Carballo y no fue agradable ni positiva. Pero es lo que hay, tenemos ese campo y el de Guijuelo e intentaremos prepararnos», reflexionaba Fernando Vázquez antes siquiera de visitar el Vero Boquete, temiendo por adelantado la trampa del duelo ante el Unionistas. Al peligro propio de medirse al segundo de la tabla se le suma el de hacerlo sobre una superficie que exige adaptación. Por eso el técnico de Castrofeito ha decidido trasladar los dos próximos entrenamientos del conjunto blanquiazul al campo del San Tirso, próximo a la ciudad deportiva de Abegondo, donde el plantel podrá rodarse en condiciones similares a las que se va a encontrar en Salamanca.

Aunque quizá el terreno de prueba no sea el más adecuado para la simulación, como apunta Yago Iglesias. El míster del Compos conoce el campo del Reina Sofía, donde el conjunto santiagués jugó (y cayó) en el estreno de la temporada actual.

«El campo del Unionistas y el del Guijuelo no tienen nada que ver. El del Guijuelo es muy antiguo, tiene mucho caucho, vendría a ser como el viejo Elviña. El Reina Sofía es un campo de última generación, de muy buenas dimensiones, amplio», arranca el análisis de Yago Iglesias antes de alcanzar los peros. «La hierba es alta, tiene mucho caucho y aún por encima contra nosotros no lo regaron. El balón, en lugar de deslizarse va dando botes, y eso muchas veces exige dar dos o tres toques para controlarlo y armar jugada; tiempo que das al rival para llegar a presionar», advierte. «Es probable que jugadores de alta calidad apenas lo noten, pero si no estás acostumbrado a esas condiciones sí que influye», añade antes de convertir su experiencia en un aviso: «Nada que ver con el campo del San Tirso en dimensiones o tipo de césped. Nosotros también entrenamos en campos sintéticos de aquí para preparar el partido, pero luego era otra cosa».

La posible adversidad no acaba ahí. «Le están haciendo las gradas al recinto y todavía no se las han acabado. En los días de viento condiciona muchísimo el juego», redondea el míster del Compos, para quien lo mejor que le podría pasar al Deportivo «sería que lloviese para que el terreno de juego esté algo más rápido».

La propuesta del rival

El agua reduciría la desventaja frente a un Unionistas que aprovecha al máximo lo que tiene. «Hacen que estés muy incómodo -explica Yago Iglesias-. Juegan en 4-4-2 con gente grande y centrales que no se complican absolutamente nada y golpean en largo sin problema sobre Aythami y De la Nava. Arriba, tratan de ganar segunda jugada, abrir a banda y centrar al área, a donde llegan con muchísima gente. Son peligrosísimos en ese tipo de acciones y en balón parado, porque aparte de ser grandes manejan muchas variantes». Fútbol clásico en un campo con solera en el que el césped de mentira ha reemplazado a la tierra y hay baños donde antes había un pajar.