El Deportivo arranca obligado al ascenso y en un Riazor con 3.000 espectadores la temporada más difícil de Segunda B por la sucesión de fases a vida o muerte
18 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La frase que Luis Aragonés hizo famosa para definir su visión del fútbol bien se puede aplicar a la temporada que el Deportivo abre esta tarde en Riazor frente al Salamanca UDS. El equipo coruñés se aboca a completar una temporada perfecta en la sucesión de fases y eliminatorias a vida o muerte que le esperan para asegurarse un ascenso considerado de antemano una obligación. Ni por historia, inversión o potencial de una plantilla en la que más de la mitad de sus futbolistas han jugado en algún momento en Primera División se entendería otro final que no fuese el retorno a la élite, por muchas curvas que la propia competición, rivales sin complejos o errores propios obliguen a tomar a este Dépor a años luz de muchos de los rivales a los que se enfrentará.
Siete meses y medio después del último partido oficial con público, la afición regresa a Riazor, aunque vayan a ser apenas 3.000 espectadores en un estadio con casi 35.000 asientos. Todos esperan que su impulso vital insufle competitividad y alma a un equipo que tanto echó en falta estas cualidades el curso pasado. Desde el primer minuto y hasta el último, ganar partidos, sumar puntos y plasmar en el campo la condición de favorito se convierten en los objetivos de mínimos de un Dépor llamado a crecer y abrazarse desde el juego a una hinchada tan ávida de triunfos como de fútbol.
Tras una pretemporada con más dudas que certezas, Fernando Vázquez, que ha citado a los 20 futbolistas que tiene disponibles, insistirá en un sistema 1-4-4-2 que da el poder a los atacantes. El desequilibrio desde las bandas de Keko y Lara, así como la capacidad de remate de Claudio Beauvue, Miku y compañía esconden la llave de los éxitos de este Dépor. En el área propia, la continuidad de Mujaid, aspirante a dar continuidad a su buena irrupción en el fútbol profesional, se añade a la llegada a la portería de Carlos Abad, que completó con buena nota la temporada pasada en la Liga griega.
Los focos de Riazor van a volver a alumbrar con la blanquiazul a Celso Borges, una de las mejores noticias del Deportivo en las últimas temporadas. El costarricense acude a la llamada de su equipo para liderar desde el campo a un equipo con un solo pensamiento en la mente: ganar, ganar y volver a ganar.
El vestuario se moja desde el primer día
«Toca volverse mollar»: así presentó el Deportivo a sus jugadores esta temporada, con un lema que entronca con la celebración del 25 aniversario de la conquista de la Copa de 1995 tras el diluvio en el Bernabéu. Al término del entrenamiento en la ciudad deportiva de Abegondo, Celso Borges, Adri Castro, Yago Gandoy y Eneko Bóveda posaron para La Voz con la toalla que celebra esta efeméride en un símbolo por recuperar el espíritu que había llevado al club blanquiazul a levantar el primer título de su centenaria historia.
