Refuerzo de la identidad frente a la injusticia deportiva

José Velo Gantes A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

Cabalar

15 ago 2020 . Actualizado a las 12:12 h.

La suspensión en su día del encuentro Deportivo-Fuenlabrada, habiendo jugado todos los demás equipos, provocó un gran malestar en el club, en los jugadores, técnicos y afición. Y, más aún, el verse obligados a jugar posteriormente.

Las personas, ya desde edades muy tempranas, saben detectar y rechazar algo que consideran es injusto. En los valores de una persona influye mucho el entorno sociocultural, y dichos valores tienen un papel fundamental cuando lo que percibimos como injusto beneficia a alguien, como fue en este caso al Fuenlabrada. ¿Cómo influyó en el club, los futbolistas, los técnicos, la afición y la ciudad una situación considerada injusta y humillante a nivel deportivo, y con un gran riesgo sanitario por el covid-19?

Creando una gran unión, que hacía tiempo no existía, entre instituciones como el Ayuntamiento y la Xunta de diferente color político. Reavivando un sentimiento de pertenencia, que es la segunda necesidad humana más importante después de satisfacer las fisiológicas. Supone sentirse parte integrante de un grupo, identificado con los valores y objetivos que representa pertenecer al Deportivo y defenderlo en todo momento. No hay más que comprobar cómo los jugadores, estando ya de vacaciones y alguno muy lejos de A Coruña, se presentaron rápidamente en Abegondo para jugar un esperpento de partido. Ello generó también en todos los estamentos un incremento de la identidad deportivista y que tanto cuerpo técnico como jugadores asumieran su rol para reivindicarse profesional y personalmente frente a todos los ataques recibidos. La detención inexplicable de Álex Bergantiños aumentó la cohesión grupal aún más, y los deseos de ganar, a pesar de estar ya descendidos deportivamente.

Cuando existe una injusticia, la terapia a más corto plazo es el desahogo manifestado a través de comunicados, lamentos y pesares provocados por la frustración, la ira, el maltrato, la humillación y el desamparo al que se ha sometido al club. El Deportivo, lógicamente, tiene que seguir defendiendo sus legítimos y justos intereses, pero hay que saber salir de esta encrucijada si queremos dejar de ser esclavos de una injusticia. Hay que mirar hacia adelante y no seguir recreándose en la compasión de los demás, sino enfocarse en hacer mucha autocrítica del porqué hemos llegado a esta situación deportiva, actuar con firmeza, establecer nuevos retos y planificar el futuro inmediato del club. Porque instaurarse en el sentimiento de injusticia mucho tiempo, aunque lo sea, supone una carga de emociones negativas que hacen perder mucha energía física y psíquica, que precisamente hay que destinar a recargar la batería del aquí y ahora, y concentrarse en generar nuevos estímulos, expectativas e ilusiones para todo el deportivismo. Ojalá podamos seguir en Segunda División, pero si esto no sucediese, ya estuvimos incluso en Tercera y volvimos nada menos que para conseguir títulos años después. Ahora bien, hay que aplicarse dosis de humildad, rodearse de profesionales capacitados en todas las áreas y aprender de los errores, que fueron muchísimos y a todos los niveles.

José Velo Gantes es profesor titular de Psicología de la Escuela Gallega de Entrenadores y entrenador nacional de fútbol.