Sobre lo volátil del fútbol

José Manuel Pose

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

15 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace solo una semana aún había quien pensaba en la posibilidad, aunque fuera remota, de enganchar una plaza en la promoción de ascenso. Un sueño apoyado en lo reñida e imprevisible que resulta la categoría y en un Deportivo lanzado, por juego y resultados. Dos partidos después, la volatilidad del fútbol queda demostrada en el retorno a la vieja realidad, que para este equipo ha sido la de luchar por una permanencia que llegó a parecer imposible hasta que todo cambió en enero. Un giro que ahora conviene tener presente para no perder la referencia del punto de partida hasta llegar a tener en las manos la salvación.

A estas alturas es imprescindible centrarlo todo en el Mirandés. Es muy posible que ganando allí se consiga seguir otro año en Segunda, pese a haber desperdiciado dos de las cuatro bolas de partido. Oportunidades que son fruto del mérito acumulado por este grupo bajo la misma dirección. Un hecho que fuerza a depositar la confianza en el técnico y el plantel, y pensar que hay capacidad para obtener los tres puntos en Anduva, sin mirar siquiera al próximo lunes en Riazor.

Las circunstancias de la competición tras el parón hacen que haya muy poco tiempo para sufrir por los malos resultados antes de centrar la atención en la siguiente cita. Y eso es clave ahora que la experiencia da la razón a las reflexiones de Fernando Vázquez: la cercanía al objetivo genera un vértigo y una ansiedad que muy a menudo se impone a cualquier buena trayectoria.

Frente a este lastre, corresponde intentar que cada futbolista del Deportivo sea consciente de la trascendencia de los próximos tres puntos. De lo que se juegan ellos, el equipo y el club frente al Mirandés. Lo demostrado estas últimas semanas sirve de aval: se han superado las circunstancias más adversas, exhibiendo recursos, solidez y claridad de ideas. Toca volverlo a hacer.