Dos partidos por el precio de uno

José Manuel Pose

TORRE DE MARATHÓN

RC DEPORTIVO

17 jun 2020 . Actualizado a las 23:00 h.

El Deportivo ofreció en el Tartiere dos partidos por el precio de uno. Por suerte, tocó acabar con buen sabor de boca después de ir perdiendo con claridad y haber fallado un penalti en la única ocasión en la que el conjunto coruñés se acercó al área. En la segunda, una genialidad de Sabin Merino alteró diametralmente el encuentro.

Esta acción, unida a los cambios de jugadores y sistema, dotó al equipo de una estructura mucho más sólida, le hizo estar más cómodo, llevar la iniciativa con balón y sin él. Fue capaz de encerrar al Oviedo y recuperar la pelota donde le interesaba.

Quizá en esa fase faltó profundidad, pero el Dépor mostró una solvencia que no se le había visto en el reinicio de la Liga. A eso hay que agarrarse para pensar en el futuro y sentir que hay opciones. Queda claro además que la profundidad de plantilla está por encima de la media de la Liga, especialmente de los rivales por la permanencia; que los cambios están aportando cosas.

Cualquiera de los planteamientos armados para en el Tartiere podía haber sido bueno, el problema estuvo en la puesta en escena. Fernando Vázquez creía en lo que propuso, pero la situación no se dio como había previsto y a partir de ahí hay que valorar la flexibilidad del míster, que admitió el pobre funcionamiento de la fórmula inicial y la reacción consecuente. El 4-2-3-1 de la segunda parte convirtió al equipo en superior al Oviedo.

En el plano individual, Sabin Merino es determinante. No solo por el gol, que cambia el panorama, sino por las soluciones que ofrece. La compañía mejoró con la entrada de Mollejo, que además estuvo bien en las ayudas. Beavue, que podía ejercer de satélite en el once inicial, no estuvo cómodo con la distribución a su espalda. Todo cambió tras el descanso y de la reacción sale un punto y un duelo particular resuelto a favor del Dépor. Con eso hay que quedarse, es lo más próximo al partido con el Rayo.