Precisamente esa acumulación de partidos obligará a entrenar poco y beneficiará a los que tengan un modelo de juego definido. «En ese escenario, los entrenamientos no van a existir. Tácticamente puedes hacer algo, pero realmente todas las sesiones van a ser de recuperación o de preparación. Todo muy ligero. Apenas sin tiempo para corregir. Eso le puede dar ventaja a los equipos que lleven mucho tiempo jugando de la misma manera. Por ejemplo, el Cádiz, que todos sabemos a lo que juega. El no modificar mucho la estructura de juego va a sumar. El Deportivo tampoco sale muy perjudicado porque con Fernando Vázquez estaba claro el modelo. Casos como el Albacete o el Fuenlabrada, con cambio de entrenador reciente antes del parón, lo van a tener más complicado», agrega Pose, que también advierte del factor anímico: «Las inercias van a ser decisivas. Ganar los dos primeros partidos te pueden llevar en volandas».
También se prevé que el ritmo de juego va a ser diferente. «La pretemporada no va a ser con amistosos, será con partidos en los que te juegas la vida», advierte el entrenador nacional Carlos Brizzola. «Se necesita un mínimo de 15 o 20 días de un trabajo físico para que los jugadores cojan resistencia y sobre todo fuerza. Y luego aún hay que hacer un trabajo técnico y táctico, porque esas cosas se pierden con la inactividad.. En definitiva, hacer una pretemporada, con la diferencia de que los amistosos de verano ahora van a ser en la propia Liga. Y aquí no se va a poder trabajar tácticamente ni poner a un equipo en la primera parte y a otro en la segunda. Aquí hay que empezar a piñón fijo, y el Dépor tiene que ir a ganar más que los demás porque está en descenso. A los equipos en dinámicas ganadoras esto les afectará menos. El entrenador va a tener una papeleta complicada, más que la de otros, por lo mucho que se juega».