Albentosa y su confinamiento en Bulgaria: «Es como una película apocalíptica»

La Voz

TORRE DE MARATHÓN

El exfutbolista del Deportivo relata cómo vive la crisis del coronavirus junto a su familia en Sofía

27 mar 2020 . Actualizado a las 11:21 h.

Raúl Albentosa (Alzira, 1988) decidió que jugar competiciones europeas y pelear por un título liguero era algo que necesitaba en su carrera tras pasar por el Cádiz, el Eibar, el Derby County, el Málaga o el Deportivo. Con ese objetivo puso rumbo al PFC CSKA Sofía. Desde Bulgaria atendió a EFE para explicar cómo se vive allí la crisis del coronavirus.

-En Bulgaria hay una medida contra el coronavirus que llama la atención y es que los mayores de 60 años solo pueden ir al supermercado y a la farmacia de 08:30 a 10:30 horas.

-Sí. Intentan que la gente mayor sea la primera en ir porque se desinfecta todo durante la noche. Creo que aquí en ese aspecto lo han hecho bien. Lo que he visto es que entre los búlgaros se tienen mucho respeto, sobre todo a la gente mayor. Eso es de admirar porque son los que te han criado.

-¿En qué situación se encuentran los demás?

-Aquí no hay un cierre total, puedes bajar a la puerta de casa tranquilamente sin que la policía te diga nada porque la gente está bastante concienciada. De los diez días yo he salido dos o tres a comprar y volver y la verdad es que veo coches, porque irán a trabajar, pero no muchas personas por la calle. Aparte la semana pasada hizo buen tiempo pero esta nieva aquí.

-Teniendo en cuenta que la gente es más o menos respetuosa... ¿Cree que se va a llegar al confinamiento total?

-Yo creo que no va a hacer falta porque están bastante mentalizados de que esto es grave y que no se puede jugar con ello. Todo el mundo va con guantes y mascarillas, en los supermercados hay por ejemplo colas que van fluidas de veinte personas porque a lo mejor dentro solo puede haber otros veinte. Y hablamos de establecimientos grandes. Creo que lo están haciendo bien.

Yo compro enfrente de casa o en un centro comercial que tengo cerca y en este último no ves a nadie, es increíble. Es como una película apocalíptica. Todas las luces dentro están apagadas, solo están abiertas tiendas básicas como las dos farmacias y el supermercado.

-¿El resto de locales están todos cerrados por obligación?

-Sí, también hay estado de alarma desde el 13 de marzo al 13 de abril. Imagino que durará más días. Aquí cerraron fronteras y los aviones empezaron a no volar con tanta fluidez. Luego, por ejemplo, si quiero pedir a mis padres en España algún documento o lo que sea no es posible. Solo envían desde fuera del país medicamentos y alguna cosa más urgente. Nada entra desde fuera.

-Lo que también han cerrado son los colegios. Usted está allí con su familia. ¿Cómo llevan los niños permanecer todo el día en casa en un país extranjero?

-Nosotros intentamos ver qué podemos enseñarles. Les ponemos algo de deporte en la tele para que vayan haciendo cosas. Aparte el colegio al que iban aquí contactó con nosotros para decirnos que ellos iban a seguir dándole clase a los niños por videoconferencia y lo están haciendo. Ofrecen tres o cuatro al día.

Lo que pasa es que mis hijos tienen tres y cuatro años y para que estén delante del ordenador... casi estoy haciendo yo más la clase que ellos. He avanzado muchísimo con el inglés pero voy aprendiendo más, es como si tuviese una profesora de inglés hablándome todo el rato (risas).

-El parón liguero les ha llegado en un momento peculiar porque ha sido poco antes de arrancar la ronda por el campeonato que disputan los seis primeros. ¿Es un buen momento?

-No porque encima nosotros estábamos remontando, estábamos empatados con el segundo y el tercero además de alcanzar las semifinales de Copa. Era un momento en el que estábamos bien. De hecho el dejar de jugar en Navidad hasta febrero, que es el parón grande aquí, no nos vino bien y nos perjudicó más a nosotros que a otros equipos. Pero viene así y ahora mismo el fútbol es secundario.

-En lo personal, ¿era una experiencia como esta lo que necesitaba después de su etapa en el Deportivo?

-Sí. Necesitaba jugar competición europea porque me hacía mucha ilusión. Yo tomé una decisión en un momento en el que anímicamente estuve muy jodido, no ya después del descenso sino en todo lo que pasó extradeportivo cuando me fui al Nàstic y luego me querían ceder a otro equipo de Segunda.

Rescindí y cuando llegó el momento tenía opción de ir a varios países por más dinero, más lejos, quizás a una liga más competitiva. Pero quería intentar ir a un equipo que pudiese competir por el título y jugar competición europea.

-¿Haber pasado por la liga española le convierte en una estrella en Bulgaria?

-No en una estrella pero sí que te respetan. Yo soy muy profesional, me gusta mucho lo que hago, las cosas bien hechas, la táctica, la estrategia. Entiendo el fútbol y la gente aquí ve que doy ese plus al equipo, que ayudo a todo el mundo.

En ese aspecto he vivido cosas que aquí ahora mismo no se viven. Haber jugado contra clubes como el Barcelona, el Real Madrid, el Atlético... no me ven como una estrella pero sí como un jugador muy importante en mi club.