Luis Carrión, el entrenador del Numancia, jugó con Xavi e Iniesta en la Masía y se forjó en el fútbol femenino

L. Balado

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Al igual que hizo Pochettino, Carrión inició su carrera en los banquillos en el Espanyol femenino

04 ene 2020 . Actualizado a las 19:37 h.

Luis Carrión fue, casi toda su carrera, el lateral derecho suplente. Su primera campaña con el filial del Barcelona (1998-1999), todavía siendo un juvenil, no alcanzó los cien minutos de juego repartidos en tres encuentros: ante el Recreativo de Huelva, el Mérida y el Leganés. Fue un curso duro en Segunda División que acabó en descenso y en el que apenas tuvo protagonismo en un equipo en el que destacaban Carles Puyol, Gabri, Jofre o Luis García y en el que Xavi Hernández comenzaba a brillar, ya con ficha profesional, pese a ser un año menor que Carrión.

En Segunda B sí logró hacerse con la titularidad mientras otros talentos —Arteta, Moha, Nano o Trashorras— se hacían un hueco en el segundo equipo del Barcelona.

En el curso 2001-2002, Luis Carrión perdió protagonismo. El Barça B se convirtió en campeón de su grupo a final de una temporada en la que Iniesta ya era titular. Víctor Valdés, Trashorras, Oleguer o Nano eran otros habituales.

Carrión dejó la cantera culé para enrolarse en las filas del Gavá, donde estuvo una temporada. Fue titular, pero el equipo cayó a Tercera División, así que se fue. Pero se quedó cerca. Fue el carrilero diestro suplente del Nàstic que en la campaña 2003-2004 ascendió a Segunda División. También era el lateral derecho suplente cuando, dos temporadas más tarde, entraron en la élite del fútbol profesional bajo la dirección de Luis César Sampedro.

Ese fue el techo de Luis Carrión como futbolista. Nunca disputó un partido en Primera y tras el ascenso con los catalanes regresó al fútbol de bronce.

Firmó con el Córdoba y en su segunda temporada en el club andaluz logró un nuevo ascenso, esta vez como titular indiscutible. Y le tocó volver a hacer las maletas. Un curso en Terrasa antes de dos últimas fructíferas paradas en lo que a minutos se refiere en Melilla —club que acabaría entrenando— y en Vitoria, en el Alavés, antes de colgar las botas en la 2009-2010 y sacarse el curso de entrenador. Una carrera sin estridencias. Donde se le necesitó allí estuvo.

Su primera oportunidad en los banquillos le llegó en el fútbol femenino, un camino poco ortodoxo. Era el verano del año 2011 y el fútbol femenino español intentaba despegar. Fue el Espanyol el que apostó por Carrión. Tres años antes el conjunto perico había tenido en su staff técnico a Mauricio Pochettino, quizás el paradigma de entrenadores que alcanzaron la cima del balompié masculino puliéndose entre mujeres.

El artífice de la sexta Copa

Carrión duró dos años como entrenador del Espanyol (2011-2013), dos cursos en los que logró un tercer y un quinto puesto en Liga y una Copa de la Reina. Fue ante el Athletic, un partido que desequilibró la gallega Mari Paz Vilas con un gol en la prórroga. Era la sexta Copa en las vitrinas del club. Su periplo en Barcelona finalizó en el 2013. El club buscaba un nuevo técnico para seguir creciendo, pero el trofeo logrado bajo la dirección del catalán fue el último título oficial de los pericos.

El siguiente curso aterrizó en Córdoba, ya en el fútbol masculino, como segundo entrenador de Pablo Villa. Villa fue sustituido y Carrión se quedó como entrenador interino. Duró un partido. El Córdoba perdió y apostó por Ferrer y logró ascender a Primera.

El premio de consolación para el entrenador fue dirigir al filial cordobés curso y medio. La entidad tiró de él tras el despido de Oltra en el 2016.

Tras año y medio como entrenador del Córdona volvió a Segunda B, al Melilla. Su tercer puesto convenció a la directiva soriana.