En la familia encuentra Toño Armenteros su inyección de fuerza para la frenética actividad que lleva a cabo cada día. En su esposa, Sonia, y en su pequeña, Inés. Y casi de la familia son también la alcaldesa, Inés Rey, y su esposo, Jorge Castro, de los que es compadre.
«Discreto y con un toque de timidez a primera vista, que desaparece con la confianza», dicen sus amigos, Armenteros llega al Deportivo sin afán alguno de mantenerse en el cargo más allá del 14 de enero y con el único interés de facilitar una transición lo más dulce posible hasta que Fernando Vidal ejerza abiertamente como máximo responsable de la centenaria sociedad. Será un presidente con fecha de caducidad.