Estos jugadores del Dépor pasarán a la historia por manchar el escudo

TORRE DE MARATHÓN

césar quian

14 dic 2019 . Actualizado a las 20:44 h.

Al Deportivo le acompañaron al Toralín 500 deportivistas que se niegan a creer una evidencia: el equipo se desploma hacia Segunda B a una velocidad increíble. Medio millar de personas llevadas por un sentimiento, pese a la tarde fría en Ponferrada, pese a que su equipo es colista, pese a la burbuja que el club ha levantado entre la plantilla y su gente. Todo lo ejemplar que tiene la gran mayoría del deportivismo lo tiene de indigno el grupo de futbolistas, salvo contadas excepciones. Porque en el deporte cabe todo, menos dejarse ir y humillar un escudo centenario con una apatía incomprensible en una situación límite. Eso es lo que hicieron los jugadores del Deportivo durante el partido (Y este mismo análisis vale siempre, leas cuando leas este artículo). Esconderse, evitar riesgos, jugar al pie, dudar en las disputas, no dar ni una patada cuando el fútbol definitivamente les ha abandonado. Los dos goles retratan ese lastimoso caminar del grupo de futbolistas a los que Luis César no ha sabido zarandear. En el 1-0, un simple pelotazo, un primitivo centro largo, sencillo y eficaz ante la pasividad de la defensa del Dépor, sirve para que Yuri remate como si estuviese entre juveniles. En el 2-0 Lampropoulos destroza los manuales de cómo defender a un jugador en carrera. Recula y recula, y si no llega a ser por el remate del rival podría haber terminado en su propia portería de tantos pasos atrás que regaló. El Dépor podría acabar la jornada a 11 puntos del descenso antes de que termine siquiera la primera vuelta, pero terminan jugando siempre «los mismos once cabrones de siempre», según el agrio y certero dardo que acuñó Toshack cuando el paso de los días le hacía rectificar sus ganas de revolución. El viernes se cierra el año en Riazor, y la vergüenza no puede continuar.