Un equipo sin oficio y catorce mil avergonzados

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

20 oct 2019 . Actualizado a las 19:42 h.

Cuando un técnico dedica más tiempo de la rueda de prensa a hablar de mentalidad, actitud y psicología que de táctica no suele ser un buen síntoma. Luis César lo hizo y mostró uno de los graves problemas de este equipo. «Aguantar la presión va en el oficio», llegó a decir. Y ese es el oficio que lleva semanas demostrando que le falta el Deportivo.

No es que el arousano -a diferencia de Víctor Sánchez del Amo- evite hablar de fútbol. Es su pasión. Y lo hace a todas horas y con quién sea. La clave es que unir Dépor y fútbol en estos momentos es muy complicado.

El equipo ya no es un chiste. Es un insulto. Un insulto a los catorce mil incondicionales -según datos oficiales del club- que no se rinden y volvieron a ir a Riazor sin importarles que les sacaran los colores.

Con la elección de Luis César, Paco Zas dio un paso al frente. No solo escogiendo al técnico, sino dándole galones por encima del director deportivo. No podía ser de otra manera después de lo acontecido con Anquela. Así que el arousano tendrá que empezar a responder a la confianza. Pero enjuiciarlo tras solo dos partidos, por pésimos que hayan sido, sería cuando menos injusto.

Habrá que exigirle, porque nadie le puso una pistola para entrenar al Dépor. Pero también habrá que reflexionar sobre si la plantilla que tiene es la idónea para salir del agujero negro en el que se ha metido. Se está empezando a ver un equipo al que le da miedo tener el balón y al que cada error penaliza al máximo. Seguro que, uno a uno, ninguno es tan malo como están pareciendo en grupo. Pero quizá no estén preparados para llevar un escudo con tanto peso como el blanquiazul. Y eso ni se trabaja en el verde ni es responsabilidad de Luis César. Al menos, de momento.