Segunda derrota de la era Luis César tras un horrible partido despedido con pañuelos en Riazor

Pedro Barreiros
Redactor

La jugada ocurrió a los 51 minutos y con 0-1. Poco antes, Dani Giménez acababa de mantener con vida a su equipo tras dos paradas providenciales y el balón volvió a sus manos en un nuevo ataque del Málaga. Corrió a la frontal de su área en busca de un compañero con el que armar el contragolpe, pero todos trotaban hacia campo rival, nadie le miraba, nadie se ofrecía, ni nadie se desmarcaba. Este fue el primer Dépor de Luis César en Riazor, un equipo sin alma y lastrado por sus propias culpas que se hunde sin remisión.

Otra vez perdió (0-2), esta vez contra su primer rival de la promoción, pero que lo acompañaba en una crisis inaguantable. El Deportivo volvió a dar tres pasos atrás en un primer tiempo deplorable. Tras el ejército de bajas de la pasada jornada, Luis César rescató la última alineación de Anquela, aquella que había empatado sin goles contra el Almería y provocó la destitución del técnico andaluz, pero si aquella tarde hubo algún brote verde, se tornó mustio. Tan plano, irrelevante e insípido se mostró el fútbol blanquiazul, que los minutos se volvieron horas y el partido duró por lo menos diez, eternizado por los continuos pelotazos, las imprecisiones lastimosas, los errores en la salida del balón y la pertinaz sequía de ocasiones, que no de errores, especialmente en el área blanquiazul.

No todo fueron los nervios, la ofuscación o la simpleza deportivistas. También tuvo mucho gris en la propuesta de un Málaga con tres centrales, pero al menos los andaluces de Víctor partieron con un par de ideas claras a explotar: el contragolpe a la salida de los inocentes saques de esquina locales y las propias acciones a balón parado, sobre todo los larguísimos lanzamientos de banda de Luis Hernández y los córneres a favor. En uno de estos lances llegó el 0-1, con la prolongación de Antoñín en el primer palo para que Mikel empujase solo a la red. Lo peor no fue la involución de las sensaciones y el juego deportivista, sino sobre todo la idea de que no hay manera de remediarlo, que estos son los que hay y esto es lo que hay.

Tras la despedida entre pitos, el Málaga pudo echar sal en la herida, si Cristo hubiese alguno de los dos disparos francos que disfrutó ante Dani Giménez, pero este respondió imperial. El Dépor porfió y al menos encerró al rival en su campo, pero ni así llegaron las ocasiones. Eso sí, reclamó al árbitro un penalti en el área visitante por mano de un defensor, pero también es cierto que otra vez se mantuvo a flote gracias a su excepcional portero. Renato engatilló desde más allá del balcón del área y Giménez limpió el balón de allí donde las arañas tejen sus telas.

No fue la última, sobre todo en cinco minutos locos en torno al minuto 80, cuando el Málaga volvió a perdonar. Fueron dos de Sadiku en el mano a mano con el meta, claro que luego Longo remató fuera en el área pequeña y Montero sacó bajo palos un cabezazo con el meta en el suelo. De tanto ir el cántaro a la fuente, al final Sadiku acertó para marcar el segundo gol y disparar los pañuelos en Riazor.

Ficha técnica:

0-RC Deportivo: Dani Giménez; Bóveda, Peru Nolaskoain, Montero, Salva Ruiz; Bergantiños, Shibasaki (Jovanovic, min.70); Mollejo (Christian Santos, min.70), Aketxe, Borja Valle; y Longo (Koné, min.84).

2-Málaga CF: Munir; Cifuentes, Luis Hernández, David Lombán, Mikel Villanueva (Diego González, min.71); Renato Santos (Boulahroud, min.85), Keidi Bare, Adrián González, Cristo; Sadiku y Antoñín (Hicham, min.78).

Goles: 0-1, min.42: Mikel Villanueva. 0-2, min.87: Sadiku.

Árbitro: De la Fuente Ramos, del Comité castellano y leonés. Mostró amarilla a Peru Nolaskoain (min.40), del Deportivo; y a Keidi Bare (min.85), del Málaga.

Incidencias: Partido de la duodécima jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Estadio Abanca-Riazor, ante 14.349 aficionados.