Koné apuntala la renovación

TORRE DE MARATHÓN

EDUARDO PEREZ

El delantero, un viejo conocido de la etapa de Carmelo del Pozo en Oviedo, llega cedido al Deportivo con opción de compra desde el Leganés

20 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Mamadou Koné tiene 27 años, pero pese a su juventud es un vestigio de un fútbol de otra época. De una Primera de recuerdo borroso con parada en el Sardinero. Fue hace nada y ya ha pasado una eternidad. Sobre todo en Santander, donde cada hoja del calendario ha pesado de manera insoportable desde entonces.

El fútbol comenzó a apagarse para el Racing en la campaña 2011-2012. Héctor Cúper fue el encargado de dirigir al equipo en un año que sería de despedida. El club, asfixiado en lo deportivo y clínicamente muerto en los despachos era un polvorín del que el argentino no tardó en salir espantado. Antes, Cúper solo logró una victoria en trece encuentros y, buscando soluciones donde no las había, ante el todopoderoso Barça de Guardiola dio la alternativa de inicio a un joven que un año antes había aterrizado en el filial cántabro. Koné, con 20 años, debutaba en Primera.

Una anécdota en un curso en el que lo económico protagonizó la trama principal. Ángel Lavín fue el enésimo villano desde el sillón presidencial y, a la postre, el firmante del acta de defunción de la entidad que inició su descenso vertiginoso hacia la Segunda B en apenas dos años. Allí permaneció Koné, que en la anemia deportiva pasó de anécdota a argumento de peso. 36 partidos en Liga en el regreso a Segunda, anotando cinco goles que no sirvieron para evitar el descenso del equipo a Segunda B.

Cruce de caminos

Para explicar el fichaje de Koné por el Dépor es necesario remontarse a la campaña 2013-2014. El Grupo I de la categoría de bronce era entonces un desguace de la historia. Racing de Santander, Logroñés, Burgos o Compostela se debatían entre el regreso, la refundación y la desaparición. También estaba el Oviedo que convivió con el escarnio de compartir grupo con el filial de su eterno rival, el Sporting B. Al rescate carbayón, desde el banquillo, acudió José Carlos Granero. Un entrenador que no acabaría el curso y que contaba en su cuerpo técnico con Carmelo del Pozo.

El Racing de Santander visitó el Tartiere en el mes de noviembre y Koné -que acabaría ascendiendo a Segunda ese año anotando 18 dianas con los santanderinos- se dio un homenaje en el campo ovetense. La afición se quedó sorprendida y Carmelo del Pozo, que con el cese de Granero saltaría de los campos de entrenamiento a la secretaría técnica, le tomó la matrícula.

Los cántabros volvieron a descender a Segunda B al año siguiente y se cruzaron en el ascensor con el Oviedo. El club asturiano aterrizó por fin en Segunda y no dejó escapar la oportunidad: logró la cesión del delantero, que llegó al Tartiere tras romperse el cruzado. Debutó con los carbayones en la jornada 7 para acabar la temporada con cinco goles en 34 partidos -24 de ellos como titular-. Números discretos pero de buen fútbol que le valieron un contrato por cinco cursos con el Leganés.

Recuperado del cruzado, una lesión en su primer año en Butarque cortó su progresión. Su tobillo le hizo perderse 23 partidos de Liga en la 2016-2017, un lujo para quien busca hueco en la élite. Tras un año casi inédito -193 minutos en Liga-, en enero del 2018 salió cedido al KAS Eupen belga, donde rindió notablemente.

A su regreso, sin plaza disponible en el Leganés, la pasada campaña aterrizó en Málaga, pero esta vez fue el cuádriceps de su pierna izquierda el que dijo basta. Baja indefinida y otro tren que se escapaba. Ahora se baja en el andén de Riazor de la mano de Carmelo del Pozo, cedido por los pepineros y con una opción de compra por si el africano lograse convertir a Quique en un recuerdo lejano.