El Deportivo no podía iniciar el verano anclado en Son Moix, en un partido lamentable, por la cobardía con la que se afrontó y por el desbarajuste con el que se jugó. Paco Zas no podía empezar su mandato, ahora de verdad, con el mensaje derrotista de premiar al entrenador que no alcanzó el objetivo del ascenso. Y la afición no entendería que el complicadísimo reto del ascenso del próximo año comenzase con el entrenador que se jugó la vida en Mallorca con Fede Cartabia y Carlos Fernández fuera del once pese a vivir las últimas semanas en estado de gracia.
Así que el relevo es tan razonable que, incluso con la frialdad y la distancia que requiere la toma de decisiones importantes, lo único que puede llamar la atención es el tiempo que se está tardando en ejecutarlo. Aunque se le suponía conocedor de la categoría y la plantilla, Martí resbaló en las primeras jornadas en el Deportivo con decisiones extrañas, se apoyó después de un once tipo que cumplió sin más mientras los focos apuntaban al proceso electoral del club y, sobre todo, aprovechó el efecto incuestionable de Riazor en tres partidos en casa ?el último de la liga regular contra el Córdoba y los dos de play off?. Poco más. Porque pinchó en Elche el día que se jugaba media vida, llegó a la promoción gracias al inverosímil rebote del Extremadura en Cádiz y compareció acobardado tanto en Málaga ?donde le funcionó el efecto Bergantiños? como en Mallorca.
Paco Zas se declara cholista, seguidor irrenunciable del credo de los que en el fútbol profesional ponen el verbo competir en primer lugar, muy por delante del resto. Es incuestionable que a un Deportivo de economía de guerra le harán falta varios Bergantiños. Aunque en Segunda, como en Primera, el talento suele acabar siendo el mejor argumento para alcanzar el éxito. Pero nada valdrá de nada si con el paso de los días no se consigue dejar atrás la dolorosa pesadilla de Son Moix. Ya empieza la próxima temporada.