La victoria frente al Córdoba revitalizó al Dépor en ambas áreas e impulsó la comunión con la grada
10 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El pliego de descargo del Córdoba cabe en la reflexión de su entrenador: «Últimamente hemos tenido lesiones, y hay jugadores que no están todo lo implicados que se necesita en esta competición; estábamos bastante mermados en el aspecto de números». La precariedad del rival, colista de un campeonato de 21 equipos, con solo una victoria en condición de visitante, se sumó a la necesidad coruñesa para dar forma de trámite al cierre de la fase regular en Riazor. El triunfo era obligado para alcanzar la promoción, pero el resultado y el desarrollo del choque (antes, durante y después) multiplicó los beneficios de cara al desenlace de la competición.
El traslado hasta el estadio se convirtió en paseo triunfal por adelantado, con miles de deportivistas abarrotando los alrededores y forzando a aminorar la marcha del autobús que llevaba a la expedición blanquiazul. «Ya con el recibimiento, aunque no marcaran, empezamos el partido por delante», sostenía ayer Edu Expósito, uno de los jugadores más queridos por la grada. Los ánimos constantes, incluso en el tramo en que el encuentro se espesó, antes del 1-0, escenificaron el buen entendimiento entre el plantel y la hinchada, certificado en el aplauso colectivo a la conclusión de la cita. «Lo importante al final era la unión entre la afición y el equipo», reflexionaba en sala de prensa el joven futbolista catalán.
La sintonía creció con cada diana, festejando la recuperación del olfato anotador de un grupo negado en área rival. El espabilar del Dépor tuvo que ver con el adversario, que ha concluido el curso con 79 tantos en contra -el más goleado de la categoría, con diferencia-, pero cierra la racha de más de 360 minutos sin anotar en acción combinativa y reconcilia a Borja Valle con su posición natural. José Luis Martí recurrió al berciano como alternativa en punta, y el 19 marcó.
Descanso para los puntas
Importante baza ofensiva con Quique González recién recuperado de una lesión. Y ahí aparece otro de los beneficios del encuentro del sábado. El delantero vallisoletano estaba en el banquillo y no se movió de él. Apenas había completado sesiones de entrenamiento antes del choque y fue citado por si el oponente se resistía a claudicar. Los goles de Borja y de Pedro permitieron reservar al máximo anotador del plantel. El Málaga, primer contrincante en play off, dio descanso a casi todos sus titulares ante el Elche. El Deportivo no se pudo permitir rotaciones pero al menos descargó las piernas de Quique y de su socio habitual en punta. Carlos Fernández abandonó el campo en cuanto su entrenador entendió el duelo resuelto. Veinte minutos de descanso para las castigadas piernas del andaluz.
En el otro área, la propia, también se obtuvo beneficio de la visita del colista, incapaz de batir a Dani Giménez. En este aspecto el rival no daba ventajas. Pese a su posición en la tabla, once equipos de Segunda han marcado menos que los andaluces, que abandonaron de vacío Riazor.
Tres encuentros sin encajar antes de recibir a un Málaga que enlaza seis viendo puerta. Dani Giménez pudo seguir calentando guantes mientras por delante ganaba confianza el dúo Duarte - Marí. No hubo sector del campo, grada incluida, que no alcanzarán los beneficios de vencer a un adversario en descomposición.
