La afición blanquiazul se cita para recibir al Deportivo el sábado a las seis y media

La Voz

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

La rotonda de las Esclavas será el punto de encuentro en el que la hinchada aguarde la llegada del autobús del equipo

08 jun 2019 . Actualizado a las 17:41 h.

El partido oficial comenzará a las ocho y media de la tarde, pero el de los deportivistas de a pie se adelanta dos horas. Desde las seis y media, la hinchada blanquiazul pretende llenar ambiente las inmediaciones del estadio municipal de Riazor.

Diferentes agrupaciones de aficionados están promoviendo un espectacular recibimiento a la plantilla blanquiazul.

La cita será las seis y media de la tarde. El lugar, la rotonda de Las Esclavas. El objetivo, crear una barrera humana que vaya abriendo camino al bus del Deportivo según se aproxime al estadio municipal de Riazor.

A la altura de la Deportienda, el vallado provocará que esta marea humana de el relevo a los que aguarden frente al campo de fútbol por el autocar para comenzar a entonar un sonoro: ¡Deeepoor!».

La hinchada blanquiazul sabe que el sábado Riazor acogerá el partido más importante de la temporada. Ese que debe conducir al Deportivo al play-off. A jugarse el ascenso.

Quedan cinco finales para que el fútbol español vuelva a ver al Dépor en Primera División. La primera es el sábado y los deportivistas quieren contagiar su espíritu a la plantilla.

No es la primera vez que la hinchada se cita para un recibimiento multitudinario. En el recuerdo, tardes y noches como la del 19 de mayo del 2000 cuando los deportivistas fueron escoltados durante parte del trayecto entre el hotel de concentración y la entrada del estadio.

O aquel partido contra el Valladolid, con Lotina como entrenador, que una marea blanquiazul mostró su apoyo al equipo desde la puerta del hotel. Fue en enero del 2008 y aquella jornada marcó un punto de inflexión de la trayectoria del equipo que acabaría salvándose con holgura.

Llega otro partido de vida o muerte y la afición quiere estar ahí. Paralizando la ciudad en pro de un ascenso necesario. Banderas, bufandas, pinturas de guerra... Todo vale para que el equipo sienta el latir de una urbe que está a su lado. El sábado, el partido empieza a las seis y media para la afición.