«El objetivo en Primera es consolidarnos»

TORRE DE MARATHÓN

César Quián

Con el ascenso en la mano, el Dépor todavía está asimilando que el sueño se ha hecho realidad

23 may 2019 . Actualizado a las 09:38 h.

«Esto es algo único. Hemos hecho realidad el sueño que teníamos desde el principio». Hace cuatro días que el Deportivo Abanca logró el ascenso a la Liga Iberdrola y las sonrisas siguen intactas en el gesto de toda la plantilla. «El día que me muera...» cantan al unísono con las gargantas tocadas tras días de poco descanso, actos oficiales y mucha celebración.

El equipo, encabezado por su entrenador, Manu Sánchez, visitó ayer las instalaciones de La Voz de Galicia, con gesto cansado pero con ganas de no despertar de la vorágine de sensaciones que están viviendo. «Esto es como abrir una botella de champán. Eliminamos toda la tensión deportiva y esto da lugar a la felicidad y a unos momentos muy bonitos y entrañables», señala el técnico.

Las trenzas de Lía todavía sobreviven, no así las de Tere Abelleira. Ambas cumplieron su promesa tras conseguir el ascenso, sin embargo, no les ha durado lo mismo. Miriam promete hacerse un tatuaje y Manu confiesa que son varias las que quieren dejar grabado en su piel el lema que les ha acompañado durante toda la fase de ascenso: Un único latido.

«Mentalmente todavía estamos asentando que hemos ascendido», confiesa Miriam. Todavía es pronto para hablar del próximo año en la élite, pero todas parecen tener claro que «el objetivo será consolidarnos». Después de una temporada en la que han vencido veintiocho partidos seguidos, siendo muy superiores al resto, todas reconocen que «la liga el año que viene será muy dura, muy disputada. Vamos a jugar en sitios donde no hemos jugado nunca. Contra equipos muy grandes. Será competido pero muy bonito».

De las 22 jugadoras que conforman la plantilla del Deportivo solo siete reconocen poder vivir del fútbol. Sin contratos profesionales, el resto trata de compaginar su vida laboral o académica con la exigencia que requiere estar en la élite. «Deberíamos poder dedicarnos exclusivamente a esto para que el fútbol femenino siga yendo hacia arriba y no tener que trabajar en otras cosas», afirma Miriam. Aún así confían en la visibilidad que se le está dando al fútbol femenino «porque esto va a seguir creciendo».

En Riazor si la afición las arropa

Todas reconocen que es pronto para hablar de la planificación de la plantilla para jugar en Primera División. «A partir de la próxima semana empezaremos a trabajar. Somos equipo de primera categoría. Ahora viene mucho trabajo», asegura Pablo Pereiro, responsable del proyecto del fútbol femenino.

Sobre jugar o no en Riazor la próxima temporada, Tere Abelleira responde sensata: «Claro que nos gustaría jugar en Riazor pero primero hay que llenar Abegondo. Sentirnos arropadas allí. A partir de ahí, si podemos ir a Riazor y que no esté vacío, pues adelante». A lo que Manu Sánchez añade: «Si el año que viene hay partidos importantes y la afición lo demanda, sí sería importante jugar allí».

La adaptación de las extranjeras

Kika, Gaby, Maya, Michelle y Érika conforman la parte internacional de la plantilla. Todas son contundentes a la hora de afirmar que la adaptación a A Coruña no fue fácil «por el tiempo que hace aquí». La japonesa Maya asegura que es lo único que no le gustó, pero confiesa que hay algo que la cautivó: «El pulpo». Eso sí, aunque ahora ya no lo ve raro, la centrocampista reconoce que los horarios españoles le chocaban: «La hora de cenar aquí, era mi hora de ir a dormir», dice tímida.

Aunque ahora lo relatan con una mezcla de vergüenza y sentido del humor, Gaby y Kika se miran cómplices cuando confiesan que su adaptación fue «muy muy lenta». «Nos costó mucho. Llegamos a mitad de temporada. Ellas ya tenía un grupo formado y nosotras no somos fáciles de compenetrar. En el entrenamiento no hablábamos con nadie y cuando entrábamos en casa desahogábamos», asegura la goleadora del equipo. Todo cambió en la siguiente temporada: «Llegaron más chicas de fuera de Galicia a la plantilla y ya nos adaptamos un poco más. Ahora ya no nos callamos», se ríen. 

Luci, la preparadora física artífice de «Un único latido» y la voz de Andrea como himno

«Un único latido» es el lema que acompaña al Deportivo Abanca desde que comenzó la fase de ascenso. Una vez logrado el billete a Primera, lucen sus camisetas conmemorativas en la que la frase se puede leer bien grande. Todas giran la cabeza para mirar a Luci, una de las preparadoras físicas del cuerpo técnico, para confesar que las palabras nacieron de su boca después de un entrenamiento.

«Estaba leyendo el diario de prácticas que un amigo había hecho sobre baloncesto. En él decía que había un entrenador que afirmaba que el baloncesto es un deporte precioso en el que todos juegan con un único latido. Esos días nosotros estábamos preparando la fase de ascenso a un nivel muy duro. A nivel mental y físico las estábamos exprimiendo mucho», confiesa Luci. Con ese pensamiento en la cabeza comenzó el trabajo para encarar los partidos: «En uno de los entrenamientos les pusimos los chalecos con GPS. Algunos de ellos registran el ritmo cardíaco. Las chicas estaban muy concentradas, todas a una. Fue un entrenamiento espectacular y acabé diciéndoles que no hacía falta haberles medido la frecuencia cardíaca por que todas iban con un mismo latido. Un esfuerzo al unísono», reflexiona entre el aplauso de toda la plantilla.

El himno de Andrea

Érika y Patri Curbelo fueron las elegidas por unanimidad como las animadoras del vestuario. Pero cuando son preguntadas por la canción que les acompañó durante la fiesta del ascenso, todas las miradas se dirigen a Andrea Seijo, otra de las fisioterapuetas del equipo. Con una faceta musical desarrollada como cantautora, no dudó en componer una canción para conmemorar un hecho histórico del que ha formado parte.

«Hoy este balón rueda al ritmo de tu corazón. Y cumplo el sueño de luchar por un escudo y por una afición...», canta Andrea junto a toda la plantilla. Unión, pasión y sentimiento de equipo es lo que transmiten cuando todas tararean «ser el aire de un mismo pulmón». Ovación cerrada y un Manu Sánchez emocionado, reconoce tener «la piel de gallina» cada vez que suena el que ya se ha convertido en el himno del ascenso.