Fernando Vidal, empresario, exatleta y exconsejero del área deportiva blanquiazul

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Fue durante tres años el hombre fuerte del equipo de gobierno de Tino Fernández

18 dic 2019 . Actualizado a las 00:18 h.

Se iniciaba el otoño del año 2013 cuando en medio de un convulso concurso de acreedores en el Deportivo, Fernando Vidal Raposo (A Coruña, 1962) temió por la desaparición del club y trató de juntar un grupo de socios con el que elaborar un proyecto de viabilidad y futuro para el club. El primer teléfono que marcó fue el de Tino Fernández, vecino de palco VIP en Riazor. Y poco a poco fueron tejiendo lo que meses después se convirtió en el nuevo consejo de administración blanquiazul.

Tino y Vidal compartían fortaleza en la candidatura y así se repartieron los dos puestos más visibles: El primero fue presidente y el segundo consejero responsable del área deportiva. Y, precisamente, en esta parcela fue donde años después encontraron sus principales diferencias, que llevaron al empresario naval a presentar su dimisión. Fue en octubre del 2017, días después de que Pepe Mel hubiera salvado su primer match-ball al ganar al Getafe en Riazor.

La relación entre ambos se enfrió y, aunque inicialmente mantuvieron la amistad, esta se rompió definitivamente tras la junta de mayo del año pasado. Tras la dimisión de Tino Fernández, Vidal presentó su candidatura a la presidencia del club. Pero se encontró con que el otrora su amigo no solo no le apoyó, sino que depositó toda su confianza en Paco Zas, que con su importante apoyo se convirtió en presidente. Además, votó en contra del empresario naval, algo que este no le perdonó.

Exatleta, disciplina con la que defendió hace décadas el escudo del Deportivo, la vida de Fernando Vidal ha estado siempre a caballo entre el deporte y el puerto. Presidió el OAR de balonmano en su etapa más gloriosa, llegando a soñar con alcanzar la Asobal. Y, en el club de fútbol, suya es la responsabilidad de la reestructuración del fútbol base, con los lunares de un rendimiento bajo de algunas categorías, y el éxito de un Fabril que a punto estuvo de ascender a Segunda División la pasada temporadas.

Ahora regresa con la experiencia de la etapa anterior y con la serenidad de haber pasado un tiempo alejado y analizando la situación desde fuera