Tino Fernández sigue sin acertar con la tecla

TORRE DE MARATHÓN

Desde que aterrizó en el Deportivo, el presidente blanquiazul ha visto desfilar por la plaza de Pontevedra ocho entrenadores, cada uno con un perfil bastante diferente al anterior

08 abr 2019 . Actualizado a las 08:36 h.

Natxo González se acaba de convertir en el octavo entrenador que enfila la puerta de salida del Deportivo desde que Tino Fernández se hizo cargo del club. De esos ocho, siete lo hicieron antes de cumplir su contrato. El único que no fue destituido es Clarence Seedorf, actual seleccionador camerunés, al que Carmelo del Pozo desechó una vez que se hizo cargo de la dirección deportiva del club, ya con su vinculación finalizada.

En un club que ha conseguido sobreponerse a la losa dejada por Lendoiro gracias a una buena gestión económica, el presidente blanquiazul sigue sin acertar con la tecla de la parcela deportiva. Que en cinco años hayan desfilado ya por el banquillo del primer equipo ocho técnicos evidencia las dudas que genera esta área. Además, los perfiles de los inquilinos del banquillo de Riazor poco tienen que ver unos con otros.

El primero fue Fernando Vázquez. No era del gusto ni de Tino ni del área deportiva que por aquel momento gobernaba Fernando Vidal. Sin embargo, el ascenso logrado sirvió para apostar por su continuidad. Unas manifestaciones en un acto público en las que se lamentaba de que estaban viniendo las quintas o sextas opciones en cada puesto, dieron con el gallego en la calle.

Para reemplazar a Vázquez, la entidad blanquiazul apostó por la experiencia y buen fútbol de Víctor Fernández. Llegó justo para iniciar la pretemporada. Con una plantilla muy justa, mantuvo el tipo y fue destituido con el equipo dos puntos por encima del descenso.

Ahí llegó la primera apuesta directa de Tino: el neófito Víctor Sánchez del Amo. Salvó al equipo por los pelos, con una sorprendente igualada en el Camp Nou. Había cogido el grupo con dos puntos por encima del descenso y lo salvó, pero empatado con el Granada y el Eibar (este no bajó por el descenso administrativo del Elche). El siguiente año del madrileño comenzó muy bien deportivamente, pero poco a poco fue perdiendo el control del vestuario y acabó sufriendo más de lo previsto. Aunque meses antes el presidente había ampliado su contrato, en verano le comunicó el adiós anticipado.

Llegó entonces Gaizka Garitano, actual técnico del Athletic. Una apuesta de Richard Barral: método más buen fútbol, de nuevo. Los arbitrajes y el infortunio se aliaron en contra de un equipo que jugó bien y, durante la estancia de Babel en A Coruña, incluso permitió soñar con Europa. Pero se fue el holandés y los malos resultados tumbaron al vasco.

Ahí llegó Pepe Mel. De nuevo experiencia, pero sin el método actual. Llegó a un equipo anímicamente destrozado y logró reconducir la situación con un gran comienzo. Salvó la categoría y comenzó el siguiente ejercicio muy cuestionado desde la dirección deportiva. Tanto, que pronto cayó, al igual que Víctor Fernández, con el Dépor fuera de descenso.

Para reemplazarlo, el entrenador de un Fabril líder de Segunda B practicando un gran fútbol. Cristóbal Parralo tomó las riendas. Y contó con el apoyo de la grada. Pero el equipo falló en momentos decisivos y acabó devorado por la situación.

Fue entonces cuando el Dépor se lanzó a por Martín Lasarte. Pero la urgencia pilló al uruguayo en un difícil momento personal y anímico y dijo «no». Y el plan B fue Clarence Seedorf. El holandés trató de impulsar un modelo nuevo en Abegondo, pero le faltó conocimiento del equipo y la competición, que no futbolístico. Llegó Carmelo del Pozo y decidió no renovar su contrato.

Fue entonces cuando el nuevo director deportivo apostó por Natxo González, con un amplio conocimiento de Segunda. Pero la gestión futbolística ha vuelto a hacer aguas, ya que a falta de 9 jornadas para finalizar la liga regular, el equipo parece haber tocado fondo. La solución, un nuevo reemplazo en la enésima demostración de que Tino sigue sin dar con la tecla.