Tras un cambio de sistema que se ha desvanecido en resultados, el técnico valora recuperar en la zona ancha la fórmula del rombo
27 mar 2019 . Actualizado a las 17:39 h.Natxo González desdibujó el rombo, animado además por la baja de Krohn-Dehli, sobrevenida entre semana antes de recibir al Albacete, dio alas a los extremos y frescura a un conjunto que respondió a la novedad. Victoria frente al Albacete y luego dos en El Molinón y en los Cármenes. La pista de la caducidad del revulsivo se coló, sin embargo, entre ambas citas a domicilio. El Tenerife controló el juego en Riazor. Como lo haría después el Alcorcón, imponiendo su modelo y haciendo morir el encuentro en el área local, y el Almería, incontenible en su verticalidad. Ambos tropiezos, sumados a la accidental victoria del Las Palmas, han estragado un mes de marzo de aspecto fabuloso, devolviendo al técnico blanquiazul al rincón de pensar. Allí se acumulan los motivos para regresar a la fórmula original. ¿O no?