El viaje al centro de Quique

TORRE DE MARATHÓN

Antonio L Juárez

Recuperada su plaza en punta, rompió con su sequía tras once citas sin marcar con el balón en movimiento

10 feb 2019 . Actualizado a las 22:40 h.

El Deportivo modeló con tiempo su victoria en Granada. Empezó hace una semana, mientras jugaba contra el Tenerife. En aquel partido que Riazor sufrió tanto como su equipo, los de Natxo perdieron dos puntos y recuperaron un delantero centro. Cerca de hora y media invirtió Quique en convencer a su entrenador de que no es hombre de banda. Escorado a la derecha, hizo lo posible por no escaparse de nadie ni meter un pase bueno. No podía quedar ninguna duda. Ya antes de acabar aquel encuentro, el míster dio la impresión de haber captado el mensaje y apartó a Christian para hacer sitio en el área al vallisoletano. La prueba, con la necesidad como coartada, resultaba innecesaria y llegaba con un curso de retraso. Quique se había pasado pegado a la cal del Sadar casi toda la pasada campaña y desde allí consiguió reducir al mínimo sus registros anotadores. De 16 goles por temporada en el Almería, a solo cinco en la 2017-2018 para el Osasuna.

«A Diego le deseo lo mejor. Fue un año intenso y bonito, y siempre se lo agradeceré», manifestó el autor del 0-1 en Los Cármenes, preguntado tras el choque por su pasado reciente a las órdenes del entrenador gallego, ideólogo del pequeño milagro andaluz, que ocupó el año pasado el banquillo navarro. De rojillo aprendió Quique a moverse por el carril sin anotar apenas.

«El fútbol es muy caprichoso», reflexionó el ariete cuando le mencionaron el detalle de haber visto puerta en las dos citas ante quien recientemente empleaba sus servicios. Al Granada le hizo su primer doblete del curso -el siguiente le cayó al Nástic, próximo rival de los coruñeses- y frente al conjunto nazarí concluyó ayer con su sequía. Seis encuentros sin marcar; once, sin hacerlo en movimiento (transformó un penalti contra el Zaragoza). «Ya sabemos que los delanteros vivimos de rachas», comentó, subrayando cuál es su puesto. «No hay que perder la fe en uno mismo y las cosas llegan», añadió alejándose de la tercera persona con la que hasta hace poco se refería a sí mismo.

«Otro golpe en la mesa»

Anotó Quique, él, en la única ocasión clara que tuvo el Dépor; Fruto de un grave error rival al que llevó la presión furiosa de los blanquiazules. El cuero llegó rechazado y el hombre del 7 lo cruzó hacia la red, cuando pisaba ya el área, desde donde debe. Así recuperó su condición de máximo goleador de la categoría, allanada por el salto a Primera de Enric Gallego. «Estoy muy feliz -reconoció, verbalizando lo que ya delataba su sonrisa-. Esto es otro golpe en la mesa». Del Deportivo, que ya es temible a domicilio. Y de su ariete, que ha vuelto al centro y ya marca como solía.