Edu Expósito, y el resto a la sombra

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El catalán se quedó solo frente al fenomenal centro del campo del Tenerife, que superó al oxidado trivote coruñés

03 feb 2019 . Actualizado a las 00:10 h.

Tampoco estaba Mosquera en la sombra. Con luz, cuando el Dépor se mueve al toque y el rival lo ve pasar de lejos, el fulgor del espectáculo disimula la obstinada ausencia del coruñés; pero si el invitado esconde la pelota tras las botas de futbolistas impropios de la categoría, falta otro (Expósito está siempre) que la llame y la pida para no maltratarla con envíos a huecos que son solo espacios vacíos. Una conjunción inexplicable ha juntado en Tenerife a Lasso, Racic y Milla -para fortuna blanquiazul, no se les ha unido un delantero- llevando a la pelea por asuntos menores a tres de los mejores centrocampistas de Segunda. «Ellos tienen mucha calidad, sobre todo en esos del medio», denunció Natxo en caliente, por si alguien en Riazor había pasado la noche de espaldas al duelo, y se había perdido al 21 luchando contra molinos. Uno contra un trío.

El catalán quiso equilibrar la inferioridad numérica explotando esa ventaja suya que le lleva a jugar siempre otro partido. Uno que discurre un momento antes que el del resto, que le da ventaja en el giro y le permite anticipar la bota del adversario y el desmarque del compañero. Pero todo eso ocurrió demasiado lejos de la zona de creación y sin que sus socios se dieran cuenta. Para no destapar la espalda del tridente, el míster dejó la medular desvalida. Un pedazo enorme de césped en pies del voluntarioso Bergantiños y el alocado Didier Moreno, que consiguió engrandecer a Vicente mucho más de lo que habría logrado el propio canario con su presencia en el partido. Tampoco ayudó el regreso de Krohn-Dehli, aunque para cuando el danés saltó al campo (hora y cuarto sin luces) Expósito estaba ya fundido por las tarascadas del adversario y la dislexia de sus compañeros, que leían un desmarque de ruptura cuando tocaba acercarse a recibir, o le arrimaban rivales cuando era un aclarado lo que procedía.

El Deportivo ha decidido jugarse el resto a lo que ya tenía, y con el filial en horas bajas, los recursos para montar un trivote no serán otros de aquí al final de Liga. En el tramo de campo que da sentido a la peculiar propuesta del técnico, el único inmune a los retoques, hay a estas alturas un solo fijo. «Estoy tomando la decisión de dar continuidad a Álex», aclaró el entrenador, mentando lo obvio de nuevo. Nadie barre como Bergantiños, pero si falta el encargado de encontrar vías a la izquierda del de La Sagrada es difícil que otra escoba abra caminos. Y Mosquera -que no ha vuelto a ser el que fue, pero quizá aún esté a tiempo-, en el banquillo. Natxo le explicó al micro el motivo: «Es una situación incómoda, pero es lo que tiene. Habrá otras ocasiones. No hay nada perdido». O sí. Algo de luz, y dos puntos.