Ni el Dépor de Carles ni el de Fede

TORRE DE MARATHÓN

ÁNGEL MANSO

La calma del valenciano desconectó a la grada; las prisas del argentino, a sus compañeros

06 ene 2019 . Actualizado a las 21:22 h.

Natxo pulsó el botón, pero la película fue la misma a cámara lenta y a toda velocidad. Imágenes de un atasco para entretener el día de Reyes en un Riazor repleto de espectadores que esperaban mucho más de la rivalidad vecinal. El espectáculo fue tan pobre en la primera hora de juego, al ritmo de Carles Gil, como durante los 30 minutos que esta vez le tocaron a Fede Cartabia, a quien no favoreció siquiera la inferioridad del rival.

«Era difícil encontrar el pase al espacio que generara peligro», lamentaba a partido cerrado el receptor designado para unos envíos a ese hueco que no llegó a aparecer. «Hemos tenido que intentarlo más por fuera», remató (ahí sí, con acierto) Carlos Fernández, señalando el problema marginal del conjunto blanquiazul. Porque es en los márgenes del campo, junto a la cal, donde faltan recursos para alterar el guion. Todo pasa por el acierto del lateral. Simón, Saúl y Caballo son el único antídoto para el embudo en que últimamente concluye el rombo coruñés. Da igual quién lo corone ejerciendo de enlace entre los interiores y los hombres (sin) gol.

El vis a vis del sábado en Abegondo entre Natxo y Cartabia ya insinuaba que no sería el argentino quien saldría de inicio. Fue aquella una charla con carga emocional. «Debe controlar la ansiedad», le reclamó públicamente el míster al portador del 10. No atemperó el banquillo los nervios del mediapunta, desbocado durante la media hora que finalmente jugó. Obsesionado por plasmar cuanto antes la diferencia con un Lugo acantonado tras la expulsión. Tuvo la más clara tras una pared que Carlos tiró de tacón, pero su disparo casi en el área pequeña iba camino de la banda cuando tropezó con un defensa rival.

Con Fede faltó la pausa que en ocasiones le sobra a Gil. No precisamente en esa que pitó parte de la grada, cuando mediado el primer tiempo el valenciano frenó una contra porque nadie por delante era capaz de zafarse de su marcador; pero sí en muchas otras en que dilapidó en caracoleos la iniciativa local. Dio por lo menos el 11 ese paso hacia el área que le exige su entrenador. Aprovechó los arrastres de los puntas para colarse un par de veces entre los centrales y disparar. La primera, en fuera de juego, concluyó en Jose Juan. En la segunda quedó grabada en el palo su mala relación con el gol.

«Por un lado, ha generado ocasiones; por otro, no acaba de encontrar la red y eso seguro que le genera una buena angustia en su interior», resumió Natxo el encuentro del enganche que desperdició otra oportunidad clara a pase de Saúl en el minuto 52. Diez antes del clic con el que el Dépor apretó el acelerador hasta llegar pasado de vueltas al final.