El laboratorio de Natxo González

José M. Fernández

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

16 dic 2018 . Actualizado a las 23:33 h.

A balón parado. No es la primera vez para un Dépor que exprime los detalles y sigue cometiendo muy pocos errores. Así destrozó el Dépor a un Zaragoza aparente, pero más blando e ingenuo atrás de lo que Alcaraz hubiera deseado. Definitivamente, las estadísticas le dan la razón a Natxo González. Después de 18 partidos el Dépor, con la zaga hundida en su propia área, solo ha encajado un gol tras un balón parado, en Tenerife, algo de lo que ningún otro equipo de Segunda puede presumir. Por contra, el técnico deportivista, que adivinó la defensa de tres centrales del Zaragoza, sorprendió con Pedro Sánchez en el arranque -una opción similar a la que ya puso en practica contra el Reus-, sí escarbó en la estrategia de un rival bisoño. Dos faltas similares resueltas de forma absolutamente distinta, pero ambas tras sacar provecho de una de línea adelantada y una zaga contemplativa. Funciona el laboratorio de Natxo González.

No es la primera vez que decide la pizarra del técnico blanquiazul. A falta de elaboración y juego, control y pegada. El Dépor recupera su instinto en el área rival y apenas sufre en la propia; así fraguó el arranque liguero y así continúa. En una jornada vital para seguir enganchado a la cabeza, el conjunto coruñés sigue haciendo del oficio una virtud.

Al Zaragoza, que erró gravemente en los detalles, no le alcanzó con la intención ni con una aparente puesta en escena. Al Dépor, con el mal recuerdo del inesperado empate de la semana pasada frente al Numancia, le sobró con la estrategia, con la colaboración arbitral en el primer tanto y el oficio de un grupo capaz de ganar con poco y de empatar sin nada. Eficacia.