El Dépor solo ha encajado un tanto a balón parado, una suerte que le ha servido para llevarse cinco puntos e iniciar dos goleadas ante rivales bien plantados
12 nov 2018 . Actualizado a las 11:06 h.Llegaba el Oviedo provocando. Doce jornadas y ya nueve goles encajados en acciones a balón parado. El último, mediante un remate de Albentosa que dejó a los asturianos sin puntos en el último instante de su visita a Tarragona. Ningún equipo se había defendido tan mal en esta suerte, y el dato animaba a un castigo en Riazor. Se encargó Duarte, por cuestión de probabilidad. El portugués es el finalizador frecuente de las acciones de estrategia del Dépor, la fórmula que ha permitido al conjunto de Natxo abrir y cerrar partidos complicados como el que estaban planteando los de Anquela. Acaparaban el cuero los visitantes, que teniendo el balón minimizaban las ocasiones del conjunto local.
Centro medido de Carles Gil desde la esquina y testarazo picado del central, que saltó limpio en el punto de penalti. Tercer gol de Domingos este curso, tantos como en toda su mejor campaña anotadora, la del 2015-2016 con el Sporting B. El segundo conseguido con la cabeza, una herramienta poco habitual en las dianas del futbolista de Cascáis.
Cuatro llevaba en toda su breve carrera; tres logradas con el pie, resolviendo tumultos que poco parecen tener que ver con una jugada de laboratorio.
Mucho menos casuales son las que ha logrado vestido de blanquiazul. Si acaso, aquella que abrió la cuenta de los coruñeses esta temporada, recogiendo un rechace del palo al buen remate de Bergantiños. El gol le acabó dando un punto al Dépor, como el que logró en el descuento del choque de Las Palmas, con Duarte cazando en el segundo palo el balón peinado por Quique. Empate fundamental con el choque muerto, emulando a su compañero en el eje de la zaga, autor del 1-0 frente al Sporting en el 94. La primera victoria coruñesa en Riazor llevó el sello de Pablo Marí, capaz de conectar de la mejor manera con el excelente servicio de Fede.
«Nuestra estrategia a balón parado es la mejor posible y vamos con ella a muerte», sostiene el defensa de Almusafes. Se refiere también al aspecto defensivo, en el que Natxo González emplea la poco frecuente fórmula de acumular hombres sobre la línea de gol. «A nosotros al principio nos chocó porque era una cosa nueva -reconoce el central zurdo-, pero ahora cada semana vemos que no nos crean nada de peligro así que llegados a este punto todo el mundo es consciente de que así nos va bien».
Solo el Tenerife supo romper el muro. Jorge Sáenz aprovechó en el descuento una mala salida de Dani Giménez en un lanzamiento de falta lejano. Dos puntos perdidos, cinco ganados y un par de goleadas abiertas desde la esquina. La del 4-0 a un Elche que había nacido respondón (cabezazo de Carlos Fernández a centro de Krohn-Dehli), y la de un Oviedo valiente con una imperdonable debilidad.