Un entrenamiento entre obreros

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

El Deportivo ultimó su plan para el partido en medio de los trabajos de reforma del estadio

07 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Abarrote en Riazor, donde ayer por la mañana coincidieron el último entrenamiento de los chicos de Natxo González y una frenética actividad por la premura de las obras en las cubiertas. Los retrasos en la reforma, que debía haber concluido el 14 de agosto, según el plazo dado por los responsables municipales, brindó imágenes sorprendentes y mil comparaciones entre un recinto todavía a medio reformar y la construcción de este Deportivo para el ansiado ascenso.

Pese a que en un principio se había anunciado que toda la semana de entrenamientos se desarrollaría en la ciudad deportiva, el empeño del técnico llevó por tercera vez al equipo a entrenarse en su campo en la mañana previa al partido. No fue fácil, pues el estadio sigue convertido en territorio comanche, con todos los accesos cortados salvo uno, el del portalón detrás de la grada de Pabellón, donde el ir y venir de tres máquinas elevadoras obliga a caminar pegado al Palacio de los Deportes.

Una vez dentro, los altísimos andamios que volaban desde el suelo hasta la techumbre de los fondos han desaparecido, pero allá arriba se levantan otros muchos más pequeños, en cuya cima, pese a la lluvia de ayer, los obreros se afanaban a colocar nuevas chapas de azul deportivista.

En el entrenamiento los petos no eran cosa de los jugadores. El utillero y la fotógrafa del club, que se movían por la pista alrededor del terreno de juego, vestían chaleco reflectante y casco, tal y como establecen las normas de seguridad. No lo hacían, en cambio, la plantilla ni el cuerpo técnico (sobre el césped), ni tampoco la prensa (desde los primeros asientos de Tribuna inferior), aunque unos y otros estuviesen marcados de cerca por los ruidos de las grúas, las máquinas y los obreros.

El foco del problema persiste en los fondos, así como en sus laterales. Entre los aficionados que tengan asiento allí solo algunos afortunados podrán seguir el partido a cubierto. Como sucedió hace quince días contra el Granada, el resto se mantendrá a la intemperie, mientras los trabajos para renovar la techumbre se prevé que seguirán sin grandes novedades para el partido del próximo viernes contra el Elche.