Respetado por las lesiones, asume protagonismo en el vértice ofensivo del rombo
02 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Jugó como extremo, tanto por la derecha como en alguna ocasión por la izquierda. Disfrutó de minutos como enganche en un sistema de tres mediapuntas y un delantero. También bajó en algunos partidos a la línea de medios para iniciar desde ahí el juego del equipo en un planteamiento más ofensivo. Pero nunca como hasta ahora, Carles Gil había ofrecido tanto en tan poco tiempo. El futbolista valenciano sigue adaptándose al nuevo puesto que le ha asignado Natxo Fernández, como vértice más adelantado de su rombo. Y los resultados están siendo buenos. En un principio de temporada en el que las lesiones lo están respetando, el 10 del Dépor está protagonizando su particular reinvención para contribuir a situar al Dépor en los puestos altos de la tabla.
En un puesto por el que ya han pasado con mayor o menor protagonismo Pedro, Krohn Dehli, Fede Cartabia y Edu Expósito. Pero solo Carles Gil ha conseguido asentarse en el mismo. En Tarragona participó en el primer y el segundo gol y cuajó una buena actuación, que todavía no deja contento ni a su entrenador ni a él mismo.
«Me falta adaptarme un poco más a esa posición, que exige cosas muy concretas. Ahí situado tengo menos participación, menos capacidad para organizar, porque para eso ya contamos con otros tres mediocentros que elaboran el juego. Y una vez que asumo esa falta de protagonismo, pues es ir cogiendo poco a poco el punto a la demarcación», reflexiona del futbolista valenciano.
El punto a la demarcación y una mayor regularidad de juego evitando las lesiones, algo que no ha conseguido desde que aterrizó en el Deportivo hace ahora tres veranos.
Sus continuos problemas de pubis parecen solventados después de la intervención quirúrgica a la que fue sometido en septiembre del año pasado. El proceso de recuperación fue prolongado y difícil. Pero parece haber dado sus frutos, ya que, al menos que haya trascendido, no volvió a tener problemas graves desde su recuperación.
Sin embargo, eso no fue suficiente para que pudiera exhibir su clase la temporada pasada, pues tras superar la lesión se encontró de frente un Clarence Seedorf al que no acabó de convencer y que lo relegó más allá incluso del banquillo: a la grada.
Todo eso parece ya historia y Carles Gil afronta esta temporada con aires renovados. Dudó durante el verano si permanecer en el Dépor o buscarse la vida más allá de Riazor. Apostó por seguir y está seguro de que acertó: «No me suelo arrepentir de lo que hago porque a toro pasado todo es muy fácil. Este año hemos conseguido muy buen rollo en el vestuario y, la verdad, me encuentro muy feliz. Creo que puede ser un buen año», apostilla el futbolista blanquiazul.