Cristóbal Parralo: «Del descenso del año pasado, solo se salva la afición, que nunca falló»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El técnico catalán recuerda su paso por el Dépor y apuesta por la salvación de su equipo y el ascenso gallego

14 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Dépor le dio la oportunidad de entrenar en Primera División y, ahora, el Alcorcón la de continuar su carrera profesional. Cristóbal Parralo (Priego de Córdoba, 1967) se enfrentará mañana a un club al que, pese al sufrimiento vivido mientras lo dirigía, guarda especial cariño. Con el poso que da la distancia en el tiempo, el técnico recuerda su paso por el banquillo. Pasa de puntillas por lo negativo y se queda con lo positivo, principalmente, con el cariño recibido de una hinchada a la que encumbra. «Del descenso del año pasado, solo se salva la afición, que nunca falló», asevera con gratitud.

-¿Cómo es la vida en un club modesto como el Alcorcón?

-Estoy contento. Es un club diferente. Muy familiar. Cercano. Estamos todos muy juntos y nos vemos cada día. Los rectores, el cuerpo técnico, los jugadores...

-¿Mucha diferencia respecto al Deportivo?

-Son situaciones distintas. Yo tuve la suerte de coger al Deportivo en Primera, luchando por salvarse. Aquí, la pelea es por seguir en Segunda. La diferencia son los objetivos, por lo demás, uno entrena con la misma ilusión cada día. En cuanto a la presión, esa te la marcas tú según los objetivos.

-¿Qué Alcorcón le espera al Dépor?

-Un equipo que trata de crecer día a día y, de inicio, mantenerse. Hasta que se vean unas jornadas más, no se puede saber hasta donde aspira cada equipo. Pero, nosotros tenemos claro que, nuestro primer objetivo es salvarnos lo antes posible. Si van bien las cosas, nos plantearemos nuevas metas.

-Pese al difícil comienzo, el equipo está dando la cara.

-Estamos satisfechos del nivel que estamos dando. Más que de los resultados. Ciertamente, está siendo un calendario muy duro pero estamos dando la cara. El Sporting nos empató en el tiempo añadido, frente al Málaga hicimos méritos para algo más y contra el Córdoba jugamos una mala primera parte, pero en la segunda fuimos dueños absolutos. Quizá deberíamos tener algún punto más. Esperemos que al final se haga bueno el dicho y estemos donde merecemos estar.

-¿Cómo está viendo al Dépor?

-Bien. Creo que tiene una plantilla muy amplia, con muchos recursos y buenos jugadores. Los que se quedaron ya los conocemos y los nuevos creo que son incorporaciones de prestigio y nivel. Ahora hace falta que la mezcla funcione. Considero que tiene una solidez defensiva importante y arriba jugadores determinantes.

-¿Le gusta el sistema que está utilizando Natxo?

-No es un sistema de juego muy utilizado, pero él lleva tiempo trabajándolo y le ha ido bien. Mucha gente por delante, por dentro, intentando ser protagonista, dominar... Es un equipo sólido y claro favorito al ascenso.

-Usted, a pesar de tener uno de los topes salariales más bajo, sigue apostando por ser protagonista.

-Cuando llegué aquí dije que lo que más me gustaba era que el equipo compitiese. Tratamos de tener el balón y así ha sucedido en la mayoría de los partidos jugados. Nos falta definir algo más. Pero también le digo que tener el balón no siempre es lo principal. Hay que saber adaptarte a lo que tienes y a lo que hay enfrente.

-¿Qué significa para usted el Dépor?

-Un club al que le guardo gran cariño. Dejé muchos amigos en A Coruña y me siento muy agradecido por cómo me trataron ahí. Claro que me queda un sabor amargo por no haber conseguido salvar al equipo. Pero la conciencia, muy tranquila, porque lo dejamos todo intentándolo.

-Con el paso de los meses, ¿se va dando cuenta de que el caramelo estaba envenenado?

-Uno cuando es entrenador no puede elegir los momentos. Sabemos que estando en un filial, si llega una oportunidad será cuando la situación sea complicada. Y así fue. Lo aceptas y punto.

-El tiempo le dio la razón de que la solución no pasaba por echarlo.

-Le tengo mucho respeto al presidente y respeto también su decisión. Claro que me hubiera gustado seguir trabajando e intentándolo. Pero también entiendo que tras un partido como el de la Real, con la abultada derrota, se puedan tomar las decisiones que se tomaron... De todos modos, no puedo olvidar, igualmente, que la semana anterior nos empató el Levante en los últimos minutos un partido que ganábamos por 2-0 y en el que nos echaron a Borges, un jugador que es raro que vea una roja. Ganar aquel encuentro nos hubiera sacado del descenso. Pero tampoco podemos vivir de lo que pudo haber sido y no fue.

-¿Se arrepiente de no haber hecho algo en concreto?

-Tuve mi período de reflexión y seguro que hice muchas cosas mal y algunas bien. Eso me vale de cara al futuro. Pero prefiero quedarme para mí esa reflexión. Hacerla pública no conduciría a nada. Todos cometimos errores. Del descenso del año pasado, solo se salva la afición, que nunca falló. A poco que le diéramos respondía con pasión.

-Desde que llegó Carmelo del Pozo se ha transmitido por parte del club un mensaje de que había que depurar el vestuario... ¿Tanta contaminación había?

-Sería un hipócrita y dijera que todo funcionaba bien. Pero tampoco se puede generalizar. Hay gente que lo dio todo por ese equipo. Había mucha gente competente que quería, amaba, al Deportivo. Hablar después, no tiene sentido. Este año, el club ha hecho lo que consideraba apropiado y bajo ese prisma ha hecho bien.

-Pese a su buen carácter, usted tuvo fuertes enfrentamientos con jugadores.

-Cuando alguien dirige un grupo y ve cosas que no le gustan no puede pasarlas por alto. El futbolista, y yo me incluyo cuando lo fui, es egoísta por naturaleza. Pero el entrenador tiene que mirar más allá del interés personal. El del grupo debe prevalecer.

-Si usted fuera futbolista en el vestuario del año pasado, ¿qué habría hecho?

-Los tiempos han cambiado. Cuando yo jugaba había una mayor jerarquía. Se solucionaban las cosas de otra manera. Todo ha cambiado.

-¿Pero qué habría hecho?

-(Se ríe). Las cosas de vestuario se quedan en vestuario.