Armonía, salud y buenos alimentos

TORRE DE MARATHÓN

Vítor Mejuto

El club obliga a los jugadores a desayunar y comer en Abegondo con el fin de controlar su dieta y hacer grupo

29 jul 2018 . Actualizado a las 21:18 h.

Las manecillas del reloj se aproximan a marcar las nueve de la mañana cuando el aparcamiento de la ciudad deportiva de Abegondo comienza a mostrar la presencia de los primeros vehículos de gama alta. A las enpunto todos los deportivistas deben estar ya en el recinto para desayunar. Es una de las normas impuestas esta temporada. Hasta este ejercicio, la primera comida del día en Abegondo era voluntaria. Ya no. Todos los jugadores tienen que presentarse a las nueve para iniciar una rutina cuyo fin es crear grupo y crecer. Unos hábitos que se extenderán más allá de la pretemporada.

«Eso es muy bueno para el grupo, hacemos mucha convivencia. Espero que todo vaya bien y que el equipo vaya para arriba», reflexionaba hace unos días Pedro Mosquera.

La sala

Mesas, sillas, zona de autoservicio, pantalla de televisión y cómodos sofás. Tras concluir la Liga, el club habilitó una sala con mesas, sillas, una zona de autoservicio, cocina, un gran televisor e incluso unos sofás, que servirá de zona común para que los jugadores compartan no solo desayuno, sino también almuerzo y alguna hora suelta durante la mañana. También hay una cocina tanto para algunas peticiones del desayuno como para los segundos platos de las comidas, que se hacen siempre al momento.

Desayuno

Autoservicio variado sin bollería industrial y pequeña cocina para preparar tortillas. Insisten los nutricionistas en que el desayuno es la comida más importante del día. Y así, los deportivistas tienen a su alcance todo tipo de productos de primera calidad para realizar esta primera ingesta de alimentos. Cereales, tostadas, frutas... Todo dispuesto en una zona de autoservicio para que cada uno elija lo que quiera. Además, desde primera hora de la mañana funciona la pequeña cocina allí dispuesta para los que deseen que se les haga en el momento una tortilla francesa o rellena de algo. Diferentes tipos de leches, café e infusiones completan el bufé dispuesto.

Comida

Diferentes menús y una hora para acceder al comedor. Aunque el horario del almuerzo varía dependiendo del momento de finalización del entrenamiento, habitualmente, los jugadores deportivistas disponen de un margen de una hora (suele ser de doce y media a una y media) para acceder al comedor y comer. Así, aquellos que tienen que someterse a algún tipo de tratamiento con los fisios o acudir al gimnasio, puedan hacerlo sin problema. Sesenta minutos después de iniciada la comida, se atenderá a los últimos en llegar.

El club pone a disposición de los jugadores varios menús, dependiendo de las necesidades de cada uno, que previamente habrá marcado el doctor Barral, responsable de la nutrición. Hay un bufé para prepararse ensaladas y siempre existe la disponibilidad de arroz y pasta para acompañar a la carné o al pescado del segundo plato. Las analíticas y las mediciones que periódicamente realiza el club a los jugadores dictaminan la dieta que debe llevar cada uno.

Convivencia

La jornada laboral va más allá de las dos horas de entrenamiento por las mañanas. Uno de los objetivos que llevaron a la dirección deportiva a promover este régimen alimentario en Abegondo es que la jornada laboral se extienda más allá de las dos horas de entrenamiento, como se hace desde hace años en casi toda Europa, y cada vez con más frecuencia en España. Hacer grupo, mantener una dieta equilibrada y estar a disposición del club durante unas horas cada mañana son algunos de los objetivos de este régimen de media pensión.

Así, tras el desayuno, Natxo González aprovecha ese impás antes de saltar al campo para mantener algunas charlas individualizadas con jugadores, o alguno de sus técnicos para revisar algún vídeo. También se utiliza este período, así cómo el tiempo que va antes de la comida, para que los jugadores hagan trabajo específico de acuerdo a las necesidades que el cuerpo técnico o equipo médico detecten para cada uno.

Una vez concluida la comida, los futbolistas tienen total libertad para abandonar las instalaciones y regresar a sus domicilios, aunque haya entrenamiento por la tarde, para así dormir la siesta y estar con sus familias.